Evaluar para mejorar: ¿es posible?

Para que la conexión entre resultados de la evaluación y la mejora educativa ocurra, es necesario que las autoridades educativas de todos los niveles de decisión y los docentes desarrollen competencias para comprender su contenido y alcances, que se reconozca su valor e importancia, que se considere como una actividad de rendición de cuentas y que se distinga el mérito técnico y el papel profesional de las instancias de evaluación.
Documento Rector de la Política Nacional de Evaluación de la Educación
Consejeros de la Junta de Gobierno Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación

La educación es un derecho humano y un factor decisivo para desarrollar las capacidades de la gente, así como sus potencialidades de realización, disfrute y gozo de la vida.1 La evaluación educativa, por su parte, se piensa como una herramienta que puede ayudar a mejorar y, por lo tanto, a hacer efectivo el derecho a una educación de calidad para todos.
Pero, más allá de los buenos deseos y las grandes expectativas, lo cierto es que la relación entre evaluación y mejora educativa no ocurre de manera automática. Ello puede obedecer a que la evaluación no sea pertinente y relevante, o bien a que no se enfoque adecuadamente, lo que produce resultados no cruciales. Puede ser también que no sea oportuna o que tarde mucho tiempo en generar resultados, con lo cual se pierde el momento valioso para incidir. Si no es socializada debidamente, puede, además, generar resistencias.

En el número 4 de la Gaceta nos hemos propuesto abordar varias inquietudes: ¿Qué usos tiene la evaluación que está produciendo el snee, la del inee en primer lugar, pero también la que realizan las autoridades educativas?, ¿se utiliza?, ¿quién lo hace y cómo? ¿Sirve para mejorar la educación?

En todos los casos, lo más importante es que, para que la evaluación sirva para la mejora, es necesario que se conozca y se utilice. Si se guarda en un cajón, se diluyen sus posibilidades de influir en la toma de decisiones. Así que hacerla visible, difundirla, colocarla en donde se necesita y con los agentes correctos; usarla apropiadamente para los fines y con los alcances que sus objetivos y sus características técnicas permiten; saber cuáles son sus consecuencias y aportar evidencias que apoyen las diversas intervenciones educativas, constituyen el camino y los pasos que precisa el movimiento de evaluación para la mejora que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (inee) impulsa en el marco de la Reforma Educativa en México.

En el inee estamos convencidos de que los resultados de las evaluaciones son un insumo indispensable para la construcción de la Política Educativa Nacional, y que para que ésta se construya de la mejor manera, se
necesitan las voces de todos los actores del ámbito federal y local para reflejar con mayor claridad la realidad, las problemáticas y las posibles soluciones que requiere un país tan diverso y pluricultural como México. La evaluación es sólo un medio y no un fin. No basta con hacer buenas evaluaciones, hay que utilizarlas. Por lo tanto, la mayor apuesta del Instituto es que la evaluación sirva para mejorar, es decir que, como lo mandata la Ley, ayude a la toma de decisiones tendientes a mejorar la calidad de la educación y su equidad.

Con este objetivo en la mirada, en el número 4 de la Gaceta de la Política Nacional de Evaluación Educativa en México nos hemos propuesto abordar varias inquietudes: ¿Qué usos tiene la evaluación que está produciendo el Sistema Nacional de Evaluación Educativa (snee), la del inee en primer lugar, pero también la que llevan a cabo las autoridades educativas? ¿Cuáles son los mayores alcances y retos de esta evaluación?, ¿se utiliza?, ¿quién lo hace y cómo? ¿Qué podemos hacer para fomentar un mayor uso? ¿Sirve para mejorar la educación?

De manera más puntual, las preguntas que guiaron este número fueron: ¿Qué tipo de evidencias obtenidas con la evaluación suelen ser utilizadas para el diseño de políticas y programas? ¿Cuáles son los mayores desafíos en materia de difusión y uso de dichas evidencias? ¿Qué se necesita para que los decisores y agentes educativos se apropien de estas evidencias y resultados, y los utilicen para mejorar? ¿Cómo se pueden usar los resultados de las pruebas Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) y de la Evaluación de las Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje (ecea), para la planificación de rutas de mejora en las escuelas y zonas escolares? ¿Qué se necesita para que las evaluaciones que lleva a cabo el inee se usen más para la planeación educativa?, ¿deben ajustarse sus diseños?, ¿es necesario difundirlas de otra forma? ¿Con quiénes se necesita dialogar para que aumente el aprovechamiento de la evidencia que produce el Instituto? ¿Qué características debe tener el diseño de un sistema de información para garantizar su uso óptimo por parte de los decisores? ¿Qué elementos plantea el modelo para la construcción de directrices para incidir en la mejora de la educación?

A partir de las inquietudes anteriores, en esta edición ofrecemos perspectivas que provienen de experiencias locales —desde Querétaro, Sonora y Zacatecas—, acompañadas de dos propuestas de especialistas nacionales que proponen usos para la información surgida de la evaluación. Estas páginas reciben también la opinión de Peter McLaren y Arlo Kempf, dos de los teóricos más influyentes de la pedagogía crítica, quienes nos muestran los límites de la evaluación estandarizada, usando como referente la experiencia de Estados Unidos.

Además, la Gaceta presenta la voz de los titulares de unidad del inee, de una consejera de la Junta de Gobierno, Teresa Bracho, así como la de otros funcionarios del Instituto, quienes, en el marco de la conexión necesaria entre evidencias y valores sustantivos, describen los avances en nuestro propio sistema de evaluación, dan propuestas para el uso y difusión de las evaluaciones, y analizan los resultados del Planea y de ecea. Estas reflexiones son acompañadas por un texto que muestra los elementos del proceso de construcción de directrices, lo que puede ayudar a potenciar el uso de estas evaluaciones para la mejora de la educación, mediando la incidencia en las políticas educativas.

El contenido de esta primera edición 2016 incluye una nota dedicada a la Política Nacional de Evaluación de la Edu¬cación (pnee), que estará presente en todos los números subsecuentes porque constituye el marco de referencia del movimiento de evaluación para la mejora educativa que el Instituto quiere impulsar. Por su relevancia, el lector recibe un suplemento especial sobre el mismo tema, desarrollado con la participación de todos los consejeros de la Junta de Gobierno del inee, así como de dos expertos del Instituto Internacional para el Planeamiento de la Educación (iipe), de la unesco Buenos Aires, y del David Rockefeller Center for Latin Ame¬rican Studies de la Universidad de Harvard, quienes propor¬cionan una visión sobre los alcances y desafíos que plantea la implementación de esta política nacional, a partir del análisis de su Documento Rector recientemente publicado.

Es importante tener como referente que 2016 es un año crucial para la educación en México. Nos encontra¬mos justo a la mitad de un sexenio marcado por una refor¬ma educativa que puso en marcha ambiciosos procesos de evaluación en la búsqueda de la profesionalización de los docentes, y planteó, asimismo, la creación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa (snee), probablemente con características únicas en el mundo. Éste destaca por impulsar fuertemente el desarrollo de mediciones y eva¬luaciones —no sólo de aprendizajes, sino de componen¬tes, procesos y resultados—, en un esfuerzo sistemático por vincular la evaluación con elementos regulatorios y técnicos para garantizar su trasparencia, equidad, justicia y objetividad. También desea posibilitar la coordinación institucional entre las autoridades educativas y promover estrategias de uso para incidir en las políticas, programas y la mejora de los servicios educativos, así como en la calidad y equidad de sus resultados.

En 2015, hubo cambios importantes en la evaluación de los logros y aprendizajes de los estudiantes con Planea, implementado por primera ocasión en los grados termi¬nales de la educación primaria, secundaria y media superior. Conocimos la opinión de las comunidades indígenas con respecto a la educación y evaluación que reciben, por medio de la Consulta Previa, Libre e Informada a Pue¬blos Indígenas sobre Evaluación Educativa; y se mostraron las condiciones en que se encuentran las escuelas prima¬rias de nuestro país, a partir de los resultados de ecea. A finales de ese mismo año, y con base en los resultados de los concursos de ingreso, el inee emitió sus primeras directrices orientadas a impulsar mejoras en la formación inicial de los docentes de educación básica.

Cabe preguntarse, por tanto, si todo este trabajo puede tener un impacto en las decisiones de política educativa, así como cuándo podría ocurrir esto y qué se necesita para conseguirlo. Las plumas invitadas en este número profundizan, no sólo sobre la evaluación educativa per se, sino también sobre sus alcances, los desafíos frente a su utiliza¬ción y sus posibilidades de influir en la mejora de la educa¬ción y de las políticas educativas.

Deseamos que el debate que abra esta Gaceta No. 4 sea constante, invite a la reflexión y, al mismo tiempo, tienda puentes para renovar ideas y prácticas que afiancen el nue¬vo movimiento de evaluación para la mejora educativa que se ha puesto en marcha en nuestro país.


1. Véase Amartya Sen (1999). Desarrollo y libertad. México: Planeta, en: http://goo.gl/wgw3u1.

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Tags: Gaceta No.04

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