La Evaluación del Desempeño del asesor técnico-pedagógico en el marco del Servicio Profesional Docente

En mayo de 2017 se realizó por primera vez la Evaluación del Desempeño de docentes con funciones de asesor técnico-pedagógico.

Mónica Roldán Maya, Rosa Margarita León Manffer, Sandra Conzuelo Serrato

En el presente artículo se revisan los principales antecedentes que tiene esta figura en el Sistema Educativo Nacional, y se reconoce la diversidad de funciones que ha ejercido décadas atrás. Interesa destacar la importancia que cobra el (ATP) como un agente de mejora de la calidad de la educación para las escuelas en el marco de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD).

Por otro lado, se lleva a cabo un análisis general de las dimensiones de los Perfiles, Parámetros e Indicadores (PPI) para la Evaluación del Desempeño, en particular de la función de asesoría técnico-pedagógica y para la promoción a la función. Asimismo, se explica el enfoque del modelo de Evaluación del Desempeño, y se describe cada uno de los aspectos y las etapas que considera. Se espera que esta información sea de utilidad para los docentes con funciones de ATP que participarán en la próxima evaluación al término de su periodo de inducción, y en general para la comunidad de docentes y académicos interesados en el tema.

Antecedentes

Con la Reforma Educativa de 2013 se promueve en el sistema educativo mexicano el fortalecimiento de la calidad en la educación y se crea el Servicio Profesional Docente (SPD). Con esta acción comienza el complejo proceso para formalizar la función del ATP, cuyas labores se habían desdibujado en la multitud de actividades administrativas que éste realizaba en las zonas escolares.

La función de ATP tiene sus principales antecedentes en las inspecciones escolares de finales del siglo XIX, momento en el que se sentaron las bases para definir las primeras funciones de esta figura educativa. Más adelante, se encargó de brindar formación pedagógica a los docentes noveles que se integraban a trabajar en el aula, y se le asignó la labor de vigilar que los planteles cumplieran con los requisitos administrativos y normativos establecidos (SEP, 2010).

El crecimiento del sistema educativo incrementó las tareas administrativas en las zonas escolares, por lo que fue necesario fortalecer el trabajo de asesoría técnica con personal que tuviera conocimiento pedagógico para acompañar, orientar, apoyar y brindar formación continua a los docentes en servicio, de nuevo ingreso y directivos.

La formación de los primeros cuadros de apoyo técnico-pedagógico en la escuela se dio a finales de 1970, motivada por la descentralización de la educación y la diversificación de los programas de apoyo a las escuelas. Otro momento importante en la consolidación de la figura del ATP sucedió con la reforma curricular de 1992, cuando se incrementaron los apoyos técnico-pedagógicos, ante la necesidad de poner en marcha los nacientes programas educativos en todas las escuelas del país (Arnaut, 2006).

El Sistema de Asistencia Técnica a la Escuela y la promoción a la función de la asesoría técnico-pedagógica

Con la modificación a las leyes secundarias de 2013, se identifica una transformación importante en las funciones que el ATP desempeñó durante años, los cuáles oscilaban entre lo administrativo y lo pedagógico. En la Ley General de Educación (LGE) se establecieron las bases para operar un sistema de asesoría y acompañamiento a la escuela. Asimismo, en la LGSPD se considera una participación sustantiva del ATP en el Sistema de Asistencia Técnica a la Escuela (SATE). De acuerdo con su definición en esta ley, el SATE brindará un conjunto de apoyos, asesoría y acompañamiento especializados para mejorar la práctica profesional docente y el funcionamiento de la escuela; de igual forma, apoyará a los docentes en la práctica de la evaluación interna, así como en la interpretación y el uso de las evaluaciones externas. Además, la LGSPD señala que el SATE estará integrado por personal con funciones de dirección o supervisión y por personal docente con funciones de ATP.

Con estas iniciativas se fortalece la profesionalización del personal con funciones de asesoría, con la intención de que su labor tenga impacto en los centros escolares por medio la mejora de las prácticas docentes.

En este marco normativo, la función del ATP se reconoce como un agente de mejora de la calidad de la educación para las escuelas; incluso en la LGSPD se le delega la responsabilidad de brindar a otro docente asesoría y acompañamiento en áreas específicas de conocimiento a partir de las funciones técnico-pedagógicas. A su vez, el Modelo Educativo 2016 resalta la importancia de consolidar los sistemas de apoyo técnico-pedagógico para atender las necesidades específicas de las escuelas (SEP, 2016a).

En la LGSPD se consideró la función de ATP como una promoción, por lo que en febrero de 2015 se publicaron los PPI correspondientes, en los cuales se incluyen las competencias que deberá reunir el personal docente que desea acceder al cargo. De tal manera que en junio de 2015 se realizó el primer concurso de oposición para esta promoción, en el cual concursaron 7 614 docentes a nivel nacional, de los cuales 42.4% obtuvo resultado «Idóneo» para cumplir con la función (CNSPD, s. f.). De acuerdo con la LGSPD, los docentes que acrediten la suficiencia en este concurso estarán sujetos a un periodo de inducción con duración de dos años ininterrumpidos, al término de los cuales presentarán la Evaluación del Desempeño (LGSPD, art. 41).

Para dar continuidad al proceso de promoción de 2015, en los meses de mayo a julio de 2017 se llevará a cabo por primera vez la Evaluación del Desempeño al término del periodo de inducción a los docentes que ingresaron por Concurso de Oposición para
la promoción.

Perfiles, Parámetros e Indicadores del ATP

También se construyeron PPI para la Evaluación del Desempeño; ambos perfiles se organizan en cuatro áreas de conocimiento —Lenguaje Oral y Escrito, Pensamiento Matemático, Educación Especial y Educación Física— diferenciadas por nivel educativo. Están integrados por cinco dimensiones que dan cuenta de las competencias necesarias para llevar a cabo un proceso de asesoría sistemática a docentes (SEP, 2017a).

Tanto en el perfil de desempeño como en el de promoción se consideran las mismas dimensiones; sin embargo, en el perfil de desempeño se identifica la gradualidad en términos de las habilidades pedagógicas y los conocimientos metodológicos que se ponen en juego para realizar las acciones de apoyo, asesoría y acompañamiento a los docentes. Aunado a lo anterior, se incorpora un parámetro en la dimensión 1, que hace referencia al proceso de aprendizaje de un adulto. El perfil sitúa al ATP en las estrategias de asesoría vinculadas con el fortalecimiento de la enseñanza en el área de conocimiento, la construcción de ambientes favorables para el aprendizaje y la orientación al docente para que reflexione sobre su práctica. Por ejemplo, dentro de sus actividades, el ATP apoya al docente en la comprensión del plan y los programas de estudio, en el diseño de planeación y de estrategias de evaluación y en el uso de resultados, así como en su vinculación con las comunidades donde están ubicadas las escuelas.

Evaluación del Desempeño 2017

La Evaluación del Desempeño al término del periodo de inducción se sustenta en el enfoque de evaluación auténtica, porque está situado en la práctica profesional y ofrece información de la labor cotidiana; por otra parte, detona el autoconocimiento, el análisis y la reflexión sobre la propia práctica, perspectiva que permite realizar un proceso de evaluación más pertinente y contextualizado.

Para el diseño del modelo de evaluación se contó con la participación de especialistas de diferentes áreas de la Secretaría de Educación Pública (SEP),[1] con personal de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) y con el equipo técnico del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). El trabajo desarrollado permitió concretar un modelo de evaluación sensible a las prácticas reales de los ATP y pertinente a las funciones sustantivas en su ámbito pedagógico actual y en contextos muy diversos.

El modelo de evaluación naciente permite valorar los conocimientos disciplinares y didácticos, además del grado de cumplimiento y desempeño de su función de apoyo, asesoría y acompañamiento a docentes, al dar cuenta de las diversas actividades que desarrolla en su contexto de trabajo. En este proceso, el asesor tendrá que explicitar su capacidad de autoanálisis, reflexión y el uso que hace de la información para la toma de decisiones.

De acuerdo con el documento “Etapas, Aspectos, Métodos e Instrumentos” (EAMI) para la “Evaluación del Desempeño del Personal con Funciones de ATP”, al término de su periodo de inducción, las características de las tres etapas que conforman el modelo son las que se muestran en la figura 2.

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[1]   Por parte de la SEP, además del personal de la CNSPD participaron diferentes instancias de la Subsecretaría de Educación Básica. Por parte del INEE, el personal técnico de la Dirección General para la Evaluación de Docentes y Directivos.

Decidió entonces que era necesario comenzar media hora antes sus actividades académicas, y a partir de entonces los pequeños comenzaron a tener grandes avances: mejoraron sus calificaciones, adquirieron más conocimientos y aumentó la relación positiva entre los compañeros y la maestra.

Etapa 1. Informe de responsabilidades profesionales

Permite identificar el nivel de cumplimiento del ATP mediante la valoración que hacen éste y su autoridad inmediata. Consta de dos cuestionarios, uno que responde el docente en funciones de ATP y el otro, su autoridad inmediata. En esta etapa ambas figuras informarán sobre cuestiones inherentes al cumplimiento de las responsabilidades profesionales del ATP.

Con estos instrumentos se pretende alentar el análisis y la introspección para que el asesor autorregule su desempeño, ya que se considera que los docentes poseen la capacidad para valorar con responsabilidad su trabajo en la escuela y en la zona escolar a fin de mejorarlo.

La Evaluación del Desempeño al término del periodo de inducción se sustenta en el enfoque de evaluación auténtica, porque está situado en la práctica profesional y ofrece información de la labor cotidiana.

Etapa 2. Proyecto de intervención del ATP, instrumento de respuesta construida

El proyecto de intervención consiste en la atención y asesoría a un docente que labora en una escuela de la zona escolar en la que está adscrito el ATP. Se desarrollará en tres momentos vinculados entre sí, para propiciar el análisis de su práctica y considerar la reflexión como un proceso continuo:

Momento 1. Elaboración de un plan de trabajo de asesoría.
Momento 2. Desarrollo del plan de trabajo de asesoría.
Momento 3. Análisis y reflexión sobre la asesoría realizada.

a) En el momento 1, el ATP lleva a cabo dos actividades: elabora el plan de trabajo de asesoría y responde tareas evaluativas vinculadas a la justificación de las decisiones tomadas en la definición del proyecto.

b) El plan de trabajo tiene la función de establecer la estrategia de apoyo, asesoría y acompañamiento que permita atender las necesidades identificadas en el centro escolar y de las características del docente seleccionado. El proyecto responderá a las particularidades, condiciones y contexto sociocultural de la escuela. De acuerdo a las EAMI, los elementos que debe incluir son: diagnóstico, objetivos, diseño de intervención, recursos y estrategias de seguimiento (SEP, 2017b).

Una vez elaborado el plan de trabajo de asesoría, el sustentante justificará las decisiones que tomó para definirlo. Mediante tareas evaluativas, explicará por qué seleccionó las estrategias de intervención y las de seguimiento, y cómo éstas se vinculan con el diagnóstico y el contexto.

En el momento 2, el ATP pone en marcha el plan de trabajo de asesoría con el docente seleccionado y realiza dos actividades:

a) Selecciona cuatro evidencias producidas por él o por el docente asesorado. Su finalidad es aportar información sobre el desarrollo de las acciones realizadas para alcanzar los propósitos de la asesoría. Estas evidencias no serán objeto de evaluación.

b) Reflexiona por medio de tareas evaluativas sobre las acciones realizadas; además, explica las decisiones que tomó durante la intervención mencionando los cambios y ajustes que consideró pertinentes en función de las condiciones o necesidades.

En el momento 3, el ATP elabora un texto de análisis reflexivo de su práctica. A través de tareas evaluativas, se guiará el análisis integral de su práctica considerando cada uno de los momentos en los que desarrolló la asesoría: planeación e intervención. De igual modo, justifica las acciones que realizó y las decisiones que tomará para reorientar y mejorar su trabajo.

Etapa 3. Examen de conocimientos y habilidades para la asesoría técnico-pedagógica

En congruencia con las funciones y la responsabilidad de brindar a otro docente asesoría y acompañamiento en áreas específicas de conocimiento, en esta etapa se valoran sus conocimientos curriculares y pedagógicos, así como sus habilidades para brindar apoyo, asesoría y acompañamiento a los docentes mediante un instrumento estandarizado, de opción múltiple, diferenciado por la especialidad del ATP

Consideraciones finales

Con la LGSPD se formalizan las funciones del ATP, además de que se le reconoce como agente de cambio para la mejora de la práctica docente al centrar su labor en el fortalecimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje. Las funciones definidas en documentos normativos constituyen al ATP como un actor educativo que forma parte de la comunidad escolar; su tarea principal es dar apoyo, asesoría y acompañamiento a los docentes en cuatro áreas de conocimiento que son esenciales para elevar los niveles de aprendizaje en las escuelas y contribuir a la calidad educativa.

Respecto a la evaluación de su función, se identifica que para la promoción se valoraron los conocimientos que el sustentante debe tener en cada área de especialización, así como los principios básicos de la asesoría. En cambio, en la Evaluación del Desempeño se valorarán las habilidades pedagógicas y conocimientos metodológicos para realizar la asesoría, además de la comprensión de principios andragógicos que sitúan su práctica profesional.

Ante la importancia de la intervención del ATP para la mejora de la enseñanza, resulta esencial conocer qué hace, cómo y qué aspectos de su práctica debe mejorar; por ello se lleva a cabo la Evaluación del Desempeño a partir de su práctica real, considerando la diversidad del contexto escolar.

Esta evaluación orientará la toma de decisiones para mejorar su práctica con acciones de formación continua, al tiempo que contribuirá al cambio del paradigma de la asesoría técnico-pedagógica que transita de una función con carga administrativa a una función de naturaleza eminentemente pedagógica.

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