Capítulo 1

1.3 Permanencia y conclusión en la educación obligatoria

Después del ingreso a la escuela, deberían crearse las condiciones para que todas las NNA avancen entre grados y niveles educativos continuamente, de modo que puedan completar su educación obligatoria en las edades planeadas. Esto prácticamente ocurre en educación primaria, en menor medida en educación secundaria y aún menos en EMS, nivel donde el abandono escolar limita de forma importante la conclusión de la educación obligatoria para todos.

Al inicio del ciclo escolar 2016-2017 la tasa de abandono escolar fue de 5.3% en educación secundaria y alcanzó 15.2% en EMS (tabla 1.6). En términos absolutos, esto se tradujo en 152 000 alumnos en educación primaria que no se matricularon al ciclo 2016-2017 a pesar de no haber concluido el ciclo previo, así como 355 000 en educación secundaria y 780 000 en EMS. En general los hombres abandonan en mayor medida que las mujeres. Aunque en primaria no hay diferencia, en secundaria la divergencia entre ambas tasas fue de 2 puntos porcentuales, y en media superior se incrementó hasta 4.4 puntos (INEE, 2018e).

Tabla 1.6 Tasa de abandono y tasa de eficiencia terminal por nivel educativo y entidad federativa (2016-2017)

Entre las entidades federativas, Oaxaca registra la tasa de abandono más alta en primaria, con 7.1%, que es aproximadamente seis veces mayor a la de todo el país, seguida por Michoacán, con 3.2%. Ambas entidades también tienen los mayores niveles de abandono en secundaria, con tasas cercanas a 10%; en la EMS el mayor nivel lo presenta la Ciudad de México, con 20.6% (tabla 1.6).

La tasa de eficiencia terminal muestra que, si bien casi todas las NNA logran concluir la educación primaria, no es así en educación secundaria y en media superior. En educación primaria a nivel nacional el valor se ubica en 97.7% (aunque el ideal es 100%); en secundaria alcanza 85.5% y en EMS, 64.4% (tabla 1.6). Cabe señalar que, en algunas entidades, la tasa de eficiencia terminal en educación primaria excede el valor teórico máximo (100%) debido a la movilidad de estudiantes entre entidades federativas y al reingreso de alumnos de otras generaciones que aumenta el número de egresados de una generación original.

Los datos por entidad federativa muestran desigualdades importantes en la tasa de eficiencia terminal. Por ejemplo, en educación primaria la diferencia entre el menor valor —correspondiente a Oaxaca (88.3%)— y el máximo —de Quintana Roo (103.9%)— se sitúa en 15 puntos porcentuales. En educación secundaria esta medida de desigualdad se amplía ligeramente a 16 puntos porcentuales, pues el menor valor es 75.2% (en el estado de Michoacán) y el mayor valor es 91.2% (alcanzado por el estado de Hidalgo). En EMS esta brecha alcanza casi 27 puntos porcentuales, dado que la Ciudad de México se sitúa con la menor tasa (53.2%) y Veracruz, con la mayor (80.1%).

En cuanto a la permanencia de hombres y mujeres en el sistema educativo, es notable que los primeros están en ligera desventaja en primaria, brecha que se amplía en secundaria y EMS. Las diferencias en las tasas de eficiencia terminal por sexo son 0.4, 5.4 y 8.6 puntos porcentuales para cada nivel educativo, respectivamente.

Idealmente, a los 15 años se debería haber concluido la educación básica; sin embargo, no siempre ocurre así, y aunque es posible que haya un desfase de uno y hasta dos años, se esperaría que a la edad de 17 años todos los jóvenes hubieran concluido este tipo educativo. En 2016 sólo 87.5% de la población de 17 a 21 años había concluido la educación básica. Al igual que en resultados previos, algunas subpoblaciones se encuentran en mayor ventaja que otras para concluir este nivel educativo. Por ejemplo, las mujeres en este grupo de edad completan más que los hombres la educación básica (88 y 86.9%, respectivamente). En las zonas urbanas es más probable que los jóvenes logren concluir este tipo educativo, en contraste con quienes habitan en zonas semiurbanas y rurales (90.8, 86.5 y 78.9%, respectivamente; tabla 1.7).

Tabla 1.7 Porcentaje de población con al menos educación básica y con al menos EMS completa por subpoblación seleccionada según grupo de edad (2016)

Es interesante analizar la medida en la cual los jóvenes del grupo de edad de 20 a 24 años completan la educación básica y la EMS, toda vez que ello permite, por un lado, monitorear el incumplimiento social para garantizar la educación básica a todas las NNA del país, y, por el otro, ver el avance en el cumplimiento de la obligatoriedad gradual de la EMS. Los datos revelan que sólo 86.1% de los jóvenes en este grupo de edad finalizó la educación básica, mientras que 53.5% del total concluyó la EMS. El análisis por subpoblaciones muestra, por ejemplo, que las mujeres lograron concluir más que los hombres la educación básica (86.9 y 85.3%, respectivamente), y que en EMS hay una pequeña diferencia en favor de los varones (0.3 puntos porcentuales).

A las subpoblaciones de jóvenes en condiciones de mayor vulnerabilidad social se les asegura en menor medida la educación básica y la EMS : mientras que tres cuartas partes del total de los jóvenes rurales de este grupo de edad completaron la educación básica, y poco más de una tercera parte finalizó la EMS, 90 y 60% de los jóvenes de las áreas urbanas, de manera respectiva, finalizaron dichos niveles educativos. Del mismo modo, menores proporciones de jóvenes indígenas completan estos niveles educativos obligatorios en comparación con sus pares no indígenas (tabla 1.7).

Así, la información generada por el INEE documenta que, a excepción de la cobertura en educación primaria, existen retos importantes al Estado y la sociedad mexicana para garantizar el derecho a una educación de calidad a todas las NNA, independientemente de su origen social; es decir, para el acceso a las escuelas, la permanencia en éstas transitando de forma continua entre grados y niveles educativos, y la conclusión exitosa de la escolarización obligatoria.

... ...