Conclusiones

Son innegables los avances que ha logrado el SEN para garantizar el derecho a la educación de niños y jóvenes, los cuales se reflejan especialmente en el acceso y la permanencia en la educación obligatoria. En particular, la EMS y la educación preescolar son los niveles que en mayor medida incrementaron el número de alumnos: entre 2001 y 2016 la matrícula creció 64.4 y 43.7%, respectivamente.

Actualmente, el acceso a la educación primaria es casi universal, lo cual, aunado al decremento de la población en edad para cursar este nivel educativo, propició una reducción en el número de escuelas con la contracción de los turnos vespertinos y el surgimiento de jornadas ampliadas. En lo que respecta a la educación secundaria, se está cerca de alcanzar la misma meta que en el nivel de primaria: en el ciclo escolar 2016-2017 se encontraban matriculados 6.7 millones de alumnos, lo cual representó un crecimiento de 22.5% respecto al ciclo escolar 2001-2002.

La expansión de los servicios educativos se dio con mayor intensidad en localidades de menor tamaño y con mayor grado de marginación. El surgimiento de servicios como el comunitario y la telesecundaria permitió matricular a niños y jóvenes residentes en localidades menores a 2 500 habitantes.

Los esfuerzos orientados a lograr una educación equitativa e inclusiva lograron reducir el rezago de aquellos niños en condición de vulnerabilidad. En 2010 sólo 65% de los niños de entre 6 y 11 años que vivían con algún tipo de discapacidad asistía a la escuela; en 2015 esta proporción se incrementó a 88.7%. También aumentó la tasa de asistencia de los niños en las edades idóneas para cursar la educación secundaria que viven en localidades rurales: entre 1990 y 2015 el crecimiento fue de 26.4 puntos porcentuales (de 64.1 a 90.4%).

Otro de los aspectos donde se avanzó fue en la reducción de la desigualdad de género: el acceso de las mujeres a la escuela logró el mismo nivel que para los hombres en todos los grupos de edad; de hecho, actualmente ellas muestran un mayor acceso y permanencia en la educación obligatoria.

Sin embargo, aún persisten desigualdades en el acceso a la educación en ciertos sectores de la población. La condición étnica, la socioeconómica y el lugar donde se vive están relacionados con un menor o mayor acceso a la educación. Aquellos niños y jóvenes hablantes de lengua indígena, que viven en pobreza o residen en un hogar con bajos ingresos y además habitan en una localidad con alta marginación experimentan las mayores dificultades para ingresar y permanecer en el SEN. Esta desigualdad se amplía conforme se avanza en los niveles educativos. La tasa de asistencia de los jóvenes de entre 15 y 17 años en condición de pobreza es de 48.4%, que contrasta en 46 puntos porcentuales respecto a los no pobres y no vulnerables, quienes alcanzan una tasa de 94.5%.

No es suficiente tener acceso a la escuela, también es indispensable acudir a ella regularmente y transitar de manera ininterrumpida entre grados escolares y niveles educativos. En este sentido también existió un avance considerable, pues cada vez es mayor el número de alumnos que se acercan a una trayectoria regular: el número de deserciones temporales y definitivas se ha reducido y, en consecuencia, la proporción que concluye en los tiempos idóneos se incrementó.

El abandono es uno de los principales problemas para garantizar que todos los jóvenes concluyan la educación obligatoria, de manera específica en la EMS, donde poco más de 15% de los alumnos deja sus estudios. Cabe destacar que en este tipo educativo es donde en menor medida se ha reducido el fenómeno, pues en el ciclo escolar 2001-2002 la tasa de abandono fue de 16.9%.

A pesar de los avances que los resultados muestran en las últimas décadas, todavía el SEN enfrenta numerosos retos para lograr que toda la población concluya la educación obligatoria. Entre ellos se encuentra abatir la inequidad para que todos, sin importar su condición, puedan acceder a la escuela, además de mejorar la eficiencia en cada uno de los niveles educativos a partir de la reducción drástica de fenómenos como el abandono y la reprobación.

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