Conclusiones
De acuerdo con las evaluaciones realizadas por el INEE, si bien en las escuelas ocurren actos violentos, el fenómeno está lejos de ser generalizado. Sin embargo, ante la creciente violencia social que se manifiesta en el entorno, es necesario que las escuelas prevengan que se manifieste también en la escuela mediante una correcta gestión escolar y una adecuada regulación de la convivencia.
La violencia escolar tiene un alto impacto en los aprendizajes y en la formación para la ciudadanía. Es importante resaltar que la escuela es un espacio social donde se aprenden tanto contenidos disciplinares como comportamientos y formas de convivencia.
El ambiente escolar es dinámico y se construye en la escuela con la contribución de todos los integrantes de la comunidad educativa; su configuración está mediada por las políticas, las normas y las formas de funcionar institucionales. De ahí que el papel de la gestión escolar sea tan relevante en la construcción de climas escolares positivos, que representen mejores oportunidades para el aprendizaje y se conviertan asimismo en aprendizajes.
Los resultados de las evaluaciones más recientes del INEE sobre estos temas son muy alentadores. En todos los niveles educativos (desde primaria hasta EMS), muestran que entre los estudiantes prevalece una percepción de relaciones positivas con sus docentes que para la mayoría se caracterizan por el respeto, la cordialidad, la aceptación y la confianza, lo cual es fundamental para establecer relaciones pedagógicas significativas. Pero también hay datos que reflejan áreas donde se puede mejorar, como el reconocimiento y el aprecio de la diversidad, así como la participación y el involucramiento de los estudiantes en la vida escolar, lo que sin duda puede contribuir a fomentar su sentido de pertenencia y, por tanto, el cuidado de su entorno escolar.
Las políticas educativas deben considerar la importancia de generar ambientes escolares de convivencia armónica, pacífica e inclusiva, tanto por el papel que esto juega en el aprendizaje como por la responsabilidad social que tiene la escuela de ofrecer un ambiente seguro y saludable a los estudiantes. Asimismo, la convivencia escolar contribuye a la formación para la ciudadanía, es decir, al desarrollo de competencias para la vida democrática.