6.1 Incidencia de la violencia en las escuelas de la educación obligatoria

La violencia escolar hace referencia a los actos, procesos y formas de relación mediante los cuales un individuo o un grupo dañan intencionalmente a otro y violan su integridad física, social o emocional dentro del edificio escolar o en los alrededores. Se caracteriza por el rompimiento de reglas o el uso de la fuerza, la cual se puede dirigir a un objeto o a una persona (Fajardo, 2003; Furlán, Ramos, Trujillo, Vázquez y Arce, 2003).

En el INEE se han realizado diversas evaluaciones que han abordado el tema, utilizando indicadores sobre las agresiones tanto a las personas como a los objetos, y se ha recuperado información por medio de los estudiantes y de los docentes.

En 2007, el INEE presentó el informe Disciplina, violencia y consumo de sustancias nocivas a la salud en escuelas primarias y secundarias de México (Aguilera, Muñoz y Orozco, 2007), que tuvo como propósito documentar la situación de las escuelas en estos niveles educativos respecto de la violencia escolar, su relación con la disciplina escolar y el consumo de sustancias nocivas a la salud, como el tabaco y el alcohol. Este trabajo presentó información respecto de la magnitud del problema, pues desde inicios del siglo XXI creció la preocupación de los padres de familia, las autoridades educativas y la sociedad en general por el tema, ya que se señalaba que la violencia se había incrementado en las escuelas.

En el estudio se analizaron eventos que afectan el ambiente escolar y que se consideran manifestaciones de la violencia escolar. Los hallazgos evidenciaron que, como era sabido, el fenómeno de la violencia estaba presente en el sistema educativo, aunque su incidencia no era muy alta. Los datos de la gráfica 6.1 muestran los porcentajes de estudiantes que declararon haber participado en acciones como robo, daño a las instalaciones, intimidación a compañeros y participación en peleas. Bajo la mirada de los alumnos como actores de la violencia, la acción más aceptada por ellos fue la participación en peleas donde hubo golpes, con porcentajes más altos en primaria que en secundaria; la acción menos reportada en los dos niveles fue el robo.

Gráfica 6.1 Porcentaje de estudiantes de primaria y secundaria que declararon haber participado en actos de violencia

Con la información proporcionada por los estudiantes, se conformó una medida sintética denominada Índice de Participación en Actos de Violencia, cuyo rango es de 0 a 100, donde el 0 significa que el estudiante no había participado en ninguno de estos actos y el 100 que había participado en todas las acciones indagadas. Este índice se analizó en cada uno de los niveles y por tipo de escuela. Los principales hallazgos fueron:

  1. Tanto en primaria como en secundaria los puntajes fueron bajos: 8.7 puntos en promedio para primaria, y 5.7 puntos para secundaria. Esto indicaba, por un lado, que desde el reporte de los estudiantes las manifestaciones de violencia que se indagaron tenían poca ocurrencia, aunque su presencia advertía la necesidad de implementar acciones preventivas.
  2. En las primarias indígenas y las secundarias privadas el índice se incrementó significativamente: 15.5 puntos en las primeras, y 7.4 puntos en las segundas, lo que indicaba que la violencia no era privativa de un contexto en particular.
  3. Los estudiantes con antecedentes de repetición de algún grado escolar o de cambio de escuela habían participado con mayor frecuencia en los actos de violencia indagados, por lo que en su momento se planteó que las escuelas generaran estrategias para atender el rezago educativo como una acción de gestión preventiva en favor de mejores ambientes escolares y de aprendizaje.

También se analizó la mirada de quien sufre violencia; en este sentido, la acción que más se reportó fue el robo, como se observa en la gráfica 6.2.

Gráfica 6.2 Porcentaje de estudiantes de primaria y secundaria que reportaron haber sufrido algún acto de violencia dentro de su escuela

Al contrastar la información relativa al robo, se encontró que mientras 1.3% declaró haber robado a sus compañeros, 43.5% reportó que había sufrido robo. Los datos mostraron la distancia entre quienes realizan un acto de violencia y quienes la sufren, pues un estudiante puede afectar a varios, por lo que, si bien los índices de violencia resultaron bajos, la escuela debería generar acciones preventivas a fin de disminuir o eliminar las acciones que se indagaron.

Otro análisis mostró que la gestión escolar tiene un papel importante en la contención de la violencia, de tal modo que, si se aplican las reglas de manera consistente y mesurada, ésta puede disminuir. Tanto en primaria como en secundaria se identificó que el Índice de Participación en Actos de Violencia alcanzó valores más altos cuando los estudiantes reportaron que la disciplina escolar no era estricta, o bien, muy estricta; en cambio, cuando señalaron que la disciplina era moderadamente estricta se obtuvieron mediciones más bajas.

Con la finalidad de identificar la magnitud de la violencia en los últimos años, se analizó la información que proporcionaron los estudiantes de sexto de primaria y tercero de secundaria en 2015 en los cuestionarios que acompañan las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA). En dichos instrumentos se les preguntó sobre la frecuencia con la que habían sido testigos de algunos actos, como insultos entre compañeros, robo de objetos o dinero, peleas a golpes y daño a las instalaciones, acciones indicativas de violencia escolar. Según los datos, más de 50% de los estudiantes no observó muchas veces o siempre ninguna de las acciones indagadas en el salón de clases; la de mayor frecuencia en ambos niveles fue el insulto entre compañeros: 38.5% en primaria y 46.5% en secundaria (gráfica 6.3). Esta información indica que los actos de violencia indagados no están generalizados. Por tipo de escuela, se identificó que:

  • De manera consistente, en el nivel de primaria las escuelas generales urbanas presentan porcentajes más altos de estudiantes involucrados en todas las acciones indagadas en las categorías de muchas veces y siempre; lo contrario sucede en las escuelas comunitarias.
  • En el nivel de secundaria, las escuelas generales y las técnicas tienen los porcentajes más altos, en contraste con las escuelas comunitarias.

Gráfica 6.3 Porcentaje de estudiantes de primaria y secundaria que reportaron haber observado muchas veces y siempre algún acto de violencia en su grupo

Los datos parecen indicar que en escuelas pequeñas, donde existen pocos estudiantes —como las comunitarias—, la presencia de violencia escolar es menor, en contraste con las escuelas donde existe un mayor número de estudiantes, como las primarias generales urbanas y las secundarias generales y técnicas.

Los resultados en secundaria apuntan a que el insulto fue la agresión más recurrente, dato que de algún modo coincide con los resultados del Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS, por sus siglas en inglés) 2016, en donde este tipo de agresión ocupó los porcentajes más altos: 64% de los estudiantes mexicanos de segundo grado reportó haber sido objeto de burlas y 63% recibir apodos ofensivos por parte de sus compañeros. En orden de frecuencia siguió el daño a objetos personales (romper a propósito un objeto de un compañero), con 28%; haber sido atacado físicamente por algún compañero, 20%; recibir amenazas de un compañero, 19%, y publicar en internet fotografías personales o textos ofensivos, 11% (INEE, 2017g).

En educación media superior (EMS) se dispone de información de 2016 a partir de los cuestionarios a estudiantes que se aplicaron en la Evaluación de Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje (ECEA-EMS). Se les preguntó si ellos habían sido objeto de alguna agresión verbal, un robo o si se les había difamado, entre otras manifestaciones de violencia por parte de sus compañeros, sus profesores o directivos del plantel. A partir de los datos, se observa que el porcentaje más alto corresponde a la agresión verbal, pues alrededor de 1 de cada 4 estudiantes reportó haberla sufrido; le siguen el robo, la difamación y la agresión física; la acción con menor porcentaje fue la agresión sexual (gráfica 6.4). Con respecto a los tipos de escuela se pudo identificar que, igual que en primaria y secundaria, las escuelas con menos cantidad de estudiantes reportaron los porcentajes menores en indicadores de violencia escolar (INEE, 2018a).

Gráfica 6.4 Porcentaje de estudiantes del último grado de educación media superior que reportaron haber sufrido algún tipo de agresión de sus compañeros, profesores o personal directivo del plantel escolar

Un dato adicional que refleja resultados positivos es que 86.7% de los estudiantes señaló sentirse seguro en su escuela, lo cual puede ser un indicador de la ausencia de violencia, o de que los niveles existentes en la escuela no afectan su bienestar.

Los indicadores que se utilizaron para medir la violencia escolar no fueron los mismos en todos los niveles ni a través del tiempo, por lo que no es posible afirmar que la violencia escolar se ha incrementado en la última década. Sin embargo, el análisis de los datos en distintos momentos y bajo distintas perspectivas (los estudiantes como actores de violencia, como víctimas o como testigos), así como los resultados en evaluaciones nacionales e internacionales muestran que la violencia escolar es un tema presente en las aulas y en las escuelas, aunque, afortunadamente, no está generalizada; sin embargo, es necesario construir estrategias integrales desde un enfoque amplio para identificar y resolver en conjunto los aspectos que generan comportamientos violentos en la escuela (Fierro, 2013), pues su presencia afecta el aprendizaje.

Información cuantitativa obtenida a partir de los cuestionarios de contexto aplicados a estudiantes y docentes en el operativo de los Exámenes de la Calidad y el Logro Educativos (EXCALE) 2005.
La discrepancia en los datos en parte revela la posible dificultad de los estudiantes para reconocerse ante otros como actores de alguna acción que afecta a sus compañeros. En este sentido, las respuestas obtenidas pueden haberse visto afectadas por lo que se denomina "deseabilidad social". Sin embargo, lo valioso del reporte es que hay estudiantes que lo asumen.
Las categorías para valorar la disciplina fueron: nada estricta, poco estricta, estricta y muy estricta. En primaria el Índice de Participación en Actos de Violencia alcanzó 11.5 puntos cuando los estudiantes reportaron que la disciplina no era estricta; en poco estricta llegó a 8.9 puntos; en estricta bajó hasta 7.3, y en muy estricta subió a 10.2 puntos. En secundaria este índice tuvo el mismo comportamiento; el puntaje en cada una de las categorías fue: en nada estricta, 11.1 puntos; en poco estricta, 6.8 puntos; en estricta bajó a 4.8, y en muy estricta subió a 5.9 puntos.
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