7.3 Aprendizaje como indicador de equidad
Como se señala más arriba, cuando los aprendizajes de los estudiantes de subpoblaciones escolares socialmente vulnerables son sistemáticamente menores que los de estudiantes de otras subpoblaciones, pueden considerarse un indicador de desigualdad en las oportunidades para el aprendizaje. En nuestro país, ser vulnerable en los aprendizajes se asocia fuertemente con ser vulnerable socioeconómicamente.
Los estudiantes con diferentes condiciones socioeconómicas no se distribuyen de manera azarosa en los diferentes tipos de escuela que conforman la oferta del sistema educativo. Las escuelas indígenas, los cursos comunitarios y las escuelas públicas generales rurales son los tipos de escuela a las que concurren principalmente estudiantes que viven en localidades más pequeñas, provenientes de familias con menores recursos económicos y menores niveles de educación formal.
Recurrentemente se ha mostrado, en las evaluaciones nacionales del aprendizaje, una consistente relación entre el capital socioeconómico, y el así llamado capital cultural de las familias de los estudiantes, con los aprendizajes alcanzados. Más recientemente, los estudios de la oferta educativa que lleva a cabo el INEE, ampliamente comentados en el capítulo 3 de este volumen, muestran que la calidad de la infraestructura, equipamiento y materiales educativos en las escuelas presenta mayores carencias precisamente en los tipos de servicio que atienden a las poblaciones vulnerables. Incluso los programas de estudios están pensados y diseñados para cierto tipo de escuelas (las de organización completa) y no contienen suficientes orientaciones para la atención de poblaciones diversas, como se documenta en el capítulo 4. Esta acumulación de desventajas conlleva los desiguales resultados en el aprendizaje de los estudiantes que asisten a diferentes tipos de escuelas. En las tablas 7.2 y 7.3, en secciones previas de este capítulo, se muestra la brecha, en varios casos enorme, que existe entre los aprendizajes de estudiantes que asisten a escuelas en contextos vulnerables y los promedios nacionales.
Aunque es necesario tomar en cuenta la condición socioeconómica de los estudiantes para contextualizar y comprender los resultados, existen evidencias de que la motivación del estudiante, las expectativas de su familia y la participación de la comunidad escolar son elementos que pueden generar cambios importantes (OCDE, 2011, 5 junio). Las evaluaciones nacionales de aprendizaje muestran, en cada aplicación, que aun en los tipos de escuelas que atienden a las poblaciones más vulnerables y en las entidades más pobres o con menores condiciones de infraestructura educativa existen siempre porcentajes de estudiantes en los niveles III y IV de logro. Esto no significa que se pueda considerar totalmente responsable al estudiante y a su motivación de los resultados en su aprendizaje, puesto que es claro que una serie de variables del contexto influyen de manera importante en el porcentaje de estudiantes que alcanzan determinados niveles de logro, y en las puntuaciones que alcanzan. Lo que sí significa es que las autoridades educativas que generan acción afirmativa, los docentes y directivos de una escuela, junto con los estudiantes y sus padres pueden hacer muchas cosas para evitar que las condiciones socioeconómicas limiten las posibilidades de aprendizaje. La información de contexto que se presenta habitualmente con los resultados de las evaluaciones nacionales e internacionales del aprendizaje tiene precisamente como propósito identificar diferentes circunstancias de los estudiantes, sus familias y su entorno educativo que pueden facilitar o dificultar la mejor apropiación de aprendizajes.