El contexto en el que opera el SEN

Las condiciones contextuales y familiares tienen un fuerte peso en la explicación de las diferencias en el acceso y la permanencia en la escuela y el logro educativo. México es un país muy desigual entre regiones y entre personas en materia de ingreso y bienestar social. Las familias en el decil más alto concentran 62% de los ingresos y aquellas en el más bajo, apenas 0.4%.

La desigualdad económica conlleva una marcada desigualdad social, y ambas se expresan en el fenómeno de la pobreza. En 2016, 43.6% de la población se hallaba en tal condición, en niveles parecidos a los de 2008. En ese mismo año, 7.6% de la población vivía en pobreza extrema. En esta materia hay enormes disparidades entre las entidades federativas. En Chiapas, por ejemplo, 77.1% de sus habitantes vive en condiciones de pobreza, mientras que ciertos estados del norte de la república tienen proporciones significativamente menores de población en tal situación. Los porcentajes de pobreza y la distribución del ingreso sugieren que las entidades federativas más pobres son también las más desiguales.

En 2015, 77% de la población nacional se concentraba en localidades urbanas y semiurbanas. Según el censo de 2010, en el país había 192 247 localidades, de las cuales 98% eran rurales. A los niños que viven en localidades de entre 100 y 500 habitantes los atiende el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) mediante modalidades comunitarias donde los maestros son becarios egresados de bachillerato, hospedados y alimentados por las comunidades. Sin embargo, en las localidades de menos de 100 habitantes vivían 784 866 niños y jóvenes en edad para asistir a la educación obligatoria para los cuales no existe una política específica de atención educativa.

México es un país culturalmente diverso: 10% de la población mexicana es indígena y 6.5% es hablante de una de las 68 lenguas originarias que existen en nuestro territorio y sus variantes. La población indígena reside en municipios que se caracterizan por presentar altas carencias sociales y económicas; 87.5% de los municipios considerados como indígenas por la CDI son de alta o muy alta marginación. Por otro lado, 44% de la población indígena vive en localidades urbanas mayores a 2500 habitantes. Solamente 53% de los niños indígenas en edad de preescolar y primaria es atendido en una escuela bilingüe intercultural. Esto quiere decir que poco menos de la mitad recibe una educación carente de relevancia y pertinencia lingüística y cultural.

La disminución de la tasa de fecundidad se ha traducido en que México esté transitando hacia una reducción de su población infantil. En consecuencia, el número y la proporción de alumnos en edad de cursar la educación preescolar y la primaria muestran una tendencia decreciente. Por su parte, la proporción de quienes están en edad de cursar la educación secundaria y media superior también se viene reduciendo, aunque en números absolutos este segmento poblacional aumenta.

El trabajo infantil y juvenil ha disminuido desde 2007, en especial, el trabajo extenso fuera de casa entre aquellos en edad para asistir a la educación media superior (EMS), que pasó de 8.3 a 3.8% en diez años. No obstante, aún hay muchos niños y jóvenes que trabajan jornadas extensas o que puede ser una causa importante de la falta de asistencia a la escuela, bajo logro educativo y, en el extremo, de abandono escolar.

El analfabetismo se ha reducido, en tanto que la escolaridad de la población mayor de 15 años ha aumentado. El primero disminuyó de 12.4% en 1990, a 5.5% en 2015, mientras que la escolaridad promedio de la población pasó de 2.5 grados en 1960 a 9.2 grados en 2015. Esto tiene sin duda un efecto intergeneracional, pues los padres con escolaridad favorecen la escolarización y el aprendizaje de sus hijos. Sin embargo, ambos promedios esconden fuertes disparidades, producto del histórico trato de desigualdad que en materia educativa se les ha dado a las poblaciones rurales, indígenas y en condición de pobreza, así como a las entidades federativas con mayores carencias.

Como tendencia general, puede afirmarse que las brechas de género han disminuido. En materia de avance educativo y aprendizaje las diferencias entre hombres y mujeres se han reducido, aunque en algunos casos persiste la inequidad. Por ejemplo, en las zonas rurales y entre los pueblos indígenas todavía prevalecen marcadas diferencias en favor de los hombres.

Éstos son algunos de los problemas que caracterizan los contextos en los que opera el SEN y que deben ser tomados en cuenta tanto para interpretar la información sobre el estado que guarda la educación obligatoria en distintos grupos de población, regiones y entidades, como para definir políticas públicas con un sentido más integral, que tienda hacia la intersectorialidad.

Av. Barranca del Muerto no. 341, Colonia San José Insurgentes, Delegación Benito Juárez, C.P. 03900 México, Ciudad de México. Teléfono: (52) (55) 5482 0900 Servicio de atención telefónica: 01 800 1805252