De la evaluación a la calidad de la educación: rutas específicas para lograr resultados

Sylvia Schmelkes del Valle
Consejera de la Junta de Gobierno del INEE

Hace muchos años, la autora escribió: “La evaluación educativa no causa la calidad de la educación, pero sin evaluación educativa no puede haber calidad”. Para que esto último se cumpla, se requieren mediaciones, es decir, acciones que unan los resultados con las estrategias.

La paradoja de la evaluación educativa

Hay quienes piensan que basta con que haya evaluación para que la calidad mejore, pero no es así. Hay quienes critican la evaluación porque creen que quienes la realizan suponen que por sí sola mejora la calidad. Pero quienes la llevamos a cabo sabemos que no es así.

La evaluación es indispensable, pues sin ella no tendríamos idea de la dimensión de los problemas de la educación nacional. Tampoco tendríamos manera de evidenciar las desigualdades del sistema —que por ningún motivo deberían de existir—, ni de conocer la eficacia e impacto de los programas que buscan mejorar la calidad y equidad de la educación.

La capacidad de dimensionar los problemas, descubrir brechas y valorar los programas educativos son componentes fundamentales y necesarios para alimentar políticas públicas basadas en evidencias. Sin los resultados de las evaluaciones, los investigadores carecerían de elementos para formular hipótesis sobre las causas de los problemas que la evaluación descubre y dimensiona.

Sin embargo, por indispensable que resulte, la evaluación no basta para que la educación mejore. Para ello son necesarias mediaciones. Aquí, ejemplos claros de algunas de ellas.

Revisión del currículo

Las evaluaciones de logro escolar de los alumnos tienen dos referentes fundamentales: las pruebas alineadas al currículo vigente, como el Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea), y las que evalúan las competencias necesarias para enfrentar las exigencias de las sociedades contemporáneas, como el Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), o las pruebas que diseña la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA, por sus siglas en inglés).

Los resultados de dichas evaluaciones cuestionan el currículo y deberían conducir a su revisión, pues si las competencias o los propósitos no son logrados por todos los alumnos puede suponerse un error de diseño curricular. Por lo tanto, una mediación de las evaluaciones educativas de logro es la revisión curricular.

Planeación académica de la escuela

El propósito de una escuela es que todos sus alumnos aprendan lo que el currículo y la escuela definen como propósitos. Los resultados de las pruebas de aprendizaje deben conducir a que cada docente defina la planeación de su trabajo académico, de manera articulada y dosificada, para mejorar el aprendizaje en las áreas que en las evaluaciones salen más bajas. Ello supone una reflexión de los resulta dos, la identificación del contexto para remover obstáculos físicos y materiales, la definición de las necesidades de formación continua de los docentes y la transformación del clima escolar y del aula, así como la planeación didáctica de la práctica pedagógica. Todo ello permite diseñar un monitoreo que fomente el avance de la escuela en el logro de su propósito fundamental.

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) lleva a cabo evaluaciones de escuelas, cada año en un nivel educativo diferente. Se analiza la infraestructura, el equipamiento y los asuntos relativos al personal, vida colegiada, participación de padres de familia y convivencia escolar. El análisis de los resultados por parte del director y de los colegiados escolares lleva a interesantes reflexiones sobre lo que cada plantel autodiagnostica, los resultados globales y los de las escuelas que representan a la propia (la muestra define como dominios los tipos de escuela). Ello, a su vez, ayuda a establecer planes de trabajo y rutas de mejora, cuando menos en aquello que depende de la escuela misma (convivencia escolar, colegialidad docente y participación de los padres de familia y de la comunidad). La escuela es el continente de lo que ocurre en el aula, donde se da la enseñanza que se espera conduzca al aprendizaje deseado. Mejorar su funcionamiento contribuye a crear las condiciones para que la enseñanza−aprendizaje suceda sin obstáculos.

Innovación en el aula

Todo docente debe innovar continuamente su práctica para mejorar sus resultados. Aunque no toda innovación produce mejora, no hay mejora posible sin innovación. Para ello hay innumerables insumos como el intercambio de experiencias profesionales, observación de buenas prácticas, lectura de literatura especializada y, sin duda, análisis de los resultados de las evaluaciones de logro escolar —tanto las realizadas de manera externa, como las que el propio docente lleva a cabo—. Por ejemplo, un docente puede aprovechar la información sobre las áreas de aprendizaje poco logradas por los niños mexicanos en general, o los de escuelas similares a la suya, y así comparar los resultados con los propios. La información también permite conocer lo que los alumnos deben aprender y esto, a su vez, permite al docente planificar para cumplir dichos objetivos. Si la información es censal, como en el caso de la Evaluación de Logro referida a Centros Escolares de Planea, los datos de su grupo y de su escuela pueden compararse con los resultados de la entidad y de escuelas parecidas. Así, el objetivo a alcanzar se define con mayor claridad.

También está la información evaluativa que el propio docente produce sobre sus alumnos y que es la más valiosa por ser cotidiana. Es importante estar al tanto de lo que sí y lo que no logran los alumnos, así como de las brechas de aprendizaje en el grupo que deben ser atendidas.

Formación inicial y continua

Ésta es, sin duda, la mediación más importante para impulsar que los resultados de las evaluaciones —tanto de los alumnos como de los docentes— se vinculen con la mejora educativa. Los resultados de los alumnos señalan las áreas en que los docentes deben reforzar su formación. Esto aplica tanto a las pruebas del currículo nacional como a las internacionales. Por ejemplo, pisa mide competencias que suponen el uso de los conocimientos adquiridos para la comprensión de situaciones problemáticas y su solución, en donde sistemáticamente los estudiantes mexicanos tienen logros menores a los de otros países. Ello significa que se debería mejorar la formación de los docentes en el desarrollo de habilidades como análisis, síntesis, deducción, inducción, inferencia, pensamiento hipotético y pensamiento crítico.

Otro ejemplo es la última aplicación de Planea: dos terceras partes de los estudiantes evaluados en tercer grado de media superior muestran dificultad para resolver problemas que exigen pensamiento algebraico; mientras que la aplicada en 2015 a alumnos de sexto de primaria puso en evidencia su dificultad para resolver problemas matemáticos con fracciones o proporciones. Se esperaría que estos resultados condujeran a la modificación del currículo de las Normales para asegurar que los futuros docentes estén mejor formados en Matemáticas, solución de problemas y, sobre todo, en la didáctica para su enseñanza.

En el caso de la educación media superior, la pregunta que plantean los resultados de Planea es: ¿cómo asegurar que los maestros, la inmensa mayoría egresados de la posibilidad de aprender a enseñar de manera profesional? En otros países se exige que cuenten con una especialización pedagógica. En México, dicha especialización se podría encargar a las universidades para aquellas carreras que tengan la docencia como una de sus salidas laborales.

En pocas palabras, los resultados de las pruebas debe rían definir los trayectos formativos de los docentes con alternativas académicas referentes a la práctica y al fortalecimiento de los conocimientos de su materia, de los contenidos curriculares y de didáctica. También deberían definir los aspectos necesarios para mejorar la formación de los docentes que no tienen formación pedagógica.

Por otro lado, los resultados de las evaluaciones docentes complementan con gran riqueza la información: las evaluaciones de ingreso tienen un enorme valor para que el sistema educativo pueda rediseñar la formación inicial y continua; las evaluaciones para la promoción a puestos directivos tienen el potencial de orientar la formación en gestión, que debería ser requisito para participar en estos concursos; y las evaluaciones de desempeño proporcionan información valiosa sobre aquello que les falta a los docentes frente a grupo para cumplir con el perfil que la Secretaría de Educación Pública (SEP) definió en 2014, y que no existía cuando fueron formados. Algo similar puede decir se de los resultados de las evaluaciones de desempeño de personal directivo, donde se esperaría un uso más intenso

Formación in situ: Servicio de Asistencia Técnica a la Escuela

Los cursos presenciales, en línea o híbridos sirven para adquirir conocimientos específicos sobre una materia, además de apoyos pedagógicos y didácticos. Sin embargo, la transformación de la práctica en el aula y en la escuela es producto del acompañamiento crítico y constructivo de tutores y del apoyo de asesores técnico pedagógicos. La evaluación del desempeño alimenta el acompañamiento, pues el proyecto de enseñanza que los docentes elaboran da una idea clara de su capacidad para responder ante el contexto y las características de sus alumnos, de su destreza en la planeación didáctica, del diseño de actividades pertinentes, de sus metodologías de evaluación, de su capacidad de selección de evidencias de aprendizaje significativas y de reflexión sobre su práctica de manera autocrítica. El asesor debe complementar esta información con observaciones no incluidas en la evaluación, para modelar y planear clases junto al docente, observar su trabajo en aula, retroalimentarlo, propiciar un espacio de reflexión sobre su práctica, fomentar intercambios de experiencias y observaciones y proponer lecturas pertinentes. La preocupación del asesor debe estar no sólo en la capacidad del docente de planear e impartir bien su clase, sino en asegurarse de que todos los alumnos estén enganchados en procesos que los lleven a aprender.

Desarrollo profesional de docentes

Los resultados proporcionados por la evaluación pueden servir al docente de insumo para trazar la ruta de su crecimiento profesional. Dicho crecimiento puede tomar mu chas formas, una de ellas son las áreas de oportunidad señaladas en los reportes individuales. Las decisiones de cómo crecer profesionalmente son, sin duda alguna, personales, pero en función de la evidencia de su evaluación con respecto al perfil deseado, se puede decidir realizar estudios formales, cursos y grupos de estudio para formalizar y sistematizar la reflexión sobre su práctica. El desarrollo profesional comienza cuando inicia la práctica docente, y debe mantenerse a lo largo de todo el tiempo que ésta dure; esto constituye uno de los elementos clave para la mejora de los resultados de la educación.

Política educativa y directrices

Hay condiciones para el funcionamiento de las escuelas y de los docentes en las aulas que están determinadas por el sistema educativo en su conjunto y por la política educativa impulsada por las administraciones federal y local en turno.

Si bien es mucho lo que se puede transformar desde el aula, en las escuelas y zonas escolares, hay un techo con el que toparán si no se modifican aspectos como: la distribución del presupuesto, la dotación de recursos materiales y didácticos a los diferentes tipos de escuela, las facilidades otorgadas al personal de las zonas escolares para tener contacto pedagógico con las escuelas a su cargo, las oportunidades reales de formación continua para los docentes y directivos y la adecuación del sistema educativo a las condiciones de grupos vulnerables (por ejemplo, alumnos con discapacidad o necesidad educativa especial, niños trabajadores, niños en situación de calle o alumnos indígenas con cultura y lengua diferente o adicional al español, todos tienen derechos y exigencias diferentes y adicionales al sistema educativo).

Estas condiciones tienen que transformarse, y podrán hacerlo en la medida en que se disponga de evidencias procedentes de evaluaciones e investigaciones, que dimensionen y expliquen las problemáticas, y orienten las decisiones políticas para atender las causas que impiden que la educación se convierta en el mecanismo de igualdad social por excelencia.

Las evaluaciones de programas y políticas educativas tienen precisamente este propósito: ilustrar los problemas de los que dependen las políticas de alto nivel para orientar las decisiones que deben tomarse. Las evaluaciones de política educativa que ha desarrollado el inee se han plasmado en directrices, en atención a la atribución que le otorga la ley de “difundir información, y con base en ella emitir directrices de política educativa”, que deberán orientar la planeación educativa que realicen las autoridades.

Esta última mediación, la de las Directrices de Política Educativa, es una de las más importantes. Forma parte del esquema de la nueva gobernanza educativa derivada de la constitución del inee como instituto constitucional autónomo, y representa una innovación de gran importancia para el futuro de la educación mexicana. Las directrices se elaboran siguiendo las mejores prácticas para el diseño de políticas públicas, con base en los resultados de las evaluaciones, complementadas con estados del conocimiento y de la práctica nacional e internacional, con un análisis de la política que ha venido atendiendo el problema en cuestión, con consultas a quienes trabajarán en su implementación y con los beneficiaros finales de la política.

Palabras finales

Si bien es cierta la premisa de que la evaluación por sí sola no causa la calidad educativa, se puede afirmar que sin aquélla difícilmente se logrará mejorar la calidad y la equidad de la educación. Las mediaciones son indispensables para vincular los resultados de la evaluación y la acción educativa misma, de manera que se tracen los puentes necesarios entre evaluación y mejora. Aquí se han enumerado algunas de las mediaciones más importantes.

La primera mediación mencionada es la que debe darse entre la evaluación y la investigación educativa, cuyos resultados permiten formular hipótesis que expliquen y propongan solución a los problemas. El conocimiento generado por la investigación educativa, uno de cuyos insumos es la evaluación, es la principal mediación para trazar el puente entre evaluación y mejora.

Espero haber expresado con claridad cómo las mediaciones a las que me he referido requieren tanto voluntad —individual y política— como de la puesta en marcha de condiciones estructurales específicas para que puedan operar de manera efectiva.

Lo que aún hace falta es asegurar que las mediaciones puedan funcionar, y esto sólo se logrará con políticas adecuadas. Sería lamentable que, por apostarle a la evaluación —como un eslabón de la cadena de mejora— se descuide la construcción de los demás puentes entre la evaluación y la mejora educativa y se pierda la oportunidad y el conocimiento que se está adquiriendo de los problemas que afronta actualmente nuestro sistema educativo y que son las llaves para mejorar el derecho de todos a una educación de calidad.

Referencias

Schmelkes, S. (1994). “La Evaluación y la Calidad Educativa: Hacia una Relación Virtuosa”, en Diversidad en la Educación. México: SEP-UPN.

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