Los avances en la educación pueden ser mayores con la profesionalización de los docentes y el esfuerzo de los padres de familia

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  • El INEE presentó los resultados de sus evaluaciones 2006.

El Director General de Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, licenciado Felipe Martínez Rizo, manifestó hoy que en México es posible alcanzar metas educativas ambiciosas, en calidad y equidad, con base en esfuerzos sostenidos que requieren de un tiempo mayor al de una administración, como lo muestra la experiencia internacional.

Al presentar a la comunidad educativa, en presencia de la Secretaria de Educación Pública, licenciada Josefina Vázquez Mota, el Informe sobre La Calidad de la Educación Básica en México, 2006, destacó que los resultados que se obtengan en el campo educativo deben ser fruto de un trabajo más productivo de maestros, directores de escuelas, y personal de apoyo, quienes deberán tener niveles crecientes de profesionalización, esfuerzo en el cual los padres de familia deben participar.

En el salón Miguel Hidalgo de la SEP, Felipe Martínez Rizo informó que las evaluaciones efectuadas por el INEE en 2006 muestran avances en la educación del país que resultan innegables, como son: el 100 por ciento de cobertura en primaria en la mayoría de las entidades; en secundaria una tasa bruta de cobertura de 85 por ciento y una tasa neta de 75 por ciento en alumnos de 12 a 14 años, e incremento del nivel de aprendizaje en lectura y matemáticas en alumnos de sexto grado de primaria.

También dio a conocer que del año 2000 al 2005, el porcentaje de alumnos de sexto año de primaria con rendimiento insuficiente en lectura se redujo de 9 a 2 por ciento en primarias privadas, de 22 a 12 en urbanas; y de 32 a 23 en rurales. En ese lapso, el nivel de insuficiente aumentó de 35 a 36 por ciento en alumnos de los cursos que imparte el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE).

En secundaria, abundó, se registró un pequeño avance en las secundarias públicas generales, pero no en las privadas, en las técnicas, ni en las telesecundarias.

En las secundarias privadas el porcentaje de alumnos con rendimiento insuficiente pasó de 4 a 5 por ciento; en las públicas generales se redujo de 28 a 21 por ciento, en las técnicas de 29 a 27 por ciento y en las telesecundarias se incrementó de 33 a 42 por ciento del año 2000 al 2005, resaltó.

En primarias, dijo, las tasas de reprobación se han reducido considerablemente: hace tres o cuatro décadas se situaban alrededor de 25 por ciento, hace una década en 10 por ciento, y hoy en 5 por ciento, en secundaria los niveles de reprobación se sitúan por debajo del 20 por ciento.

En cuanto a la deserción, dio a conocer que en primaria se ha reducido a uno o dos por ciento, y la eficiencia terminal alcanza cifras mayores a noventa por ciento. En secundaria llega al siete u ocho por ciento anual, y la eficiencia terminal es de cerca de ochenta por ciento.

Al referirse al promedio de escolaridad, destacó que éste es en la actualidad de ocho grados, cuando hace un siglo era de un grado; en 1950 de cerca de dos; de 5.4 en 1980, y de 7.6 en el año 2000.

A pesar de los avances alcanzados en la educación básica mexicana, éstos no han logrado eliminar las brechas que por muchos años han separado a grandes sectores de la sociedad, la cuales se reflejan  también en niveles de calidad educativa muy desiguales, abundó.

Principalmente por esta causa, se presentan desiguales tasas de reprobación en las entidades, pues mientras la media nacional es de 5.2 en primaria, en el Distrito Federal es de dos por ciento y en Oaxaca de 10 por ciento, ejemplificó Martínez Rizo.

Con respecto a cobertura neta en secundaria, resaltó que las diferencias también son grandes y muestran el distinto desarrollo de cada una de las entidades: las más altas se registran en el Distrito Federal (94.6 por ciento) y Coahuila (86.2 por ciento); y las más bajas en Chiapas (59.4 por ciento) y Guerrero (60.5 por ciento).

En otra parte de su exposición, el Director General del INEE informó que en el plano internacional la calidad de la educación básica mexicana se sitúa claramente por debajo de la de países más avanzados; presenta niveles semejantes a las de naciones con nivel de desarrollo similar al nuestro; y es claramente mejor a las que tienen menor nivel de desarrollo.

Los resultados de PISA, precisó, evidencian que los jóvenes mexicanos de 15 años tienen en promedio niveles de competencia muy inferiores a los de los países más desarrollados y una gran cantidad de ellos no alcanza, de acuerdo a las pruebas, el mínimo necesario para desenvolverse adecuadamente en las economías desarrolladas.

Señaló que mientras Noruega y Corea tienen nivel de cobertura en primaria de 99.9, los más altos en el mundo, México alcanza 99.4; y que mientras estas dos naciones registran una alfabetización en jóvenes de 15 años de 99.9 la primera y de 98.0 la segunda, México alcanza 90.5.

Hizo hincapié en que los factores que inciden en los niveles educativos son numerosos y provienen tanto de las escuelas como del entorno en que viven los alumnos. Las carencias del hogar y la escuela suelen reforzarse y explican las grandes diferencias de los resultados.

El Director General de INEE consideró que para 2015 México debe tener como metas: uno, asegurar que se ofrezca a todos los niños de entre 3 y 5 años de edad una educación preescolar diferenciada para que, al iniciar la primaria, todos cuenten con una base de desarrollo cognitivo, afectivo y psicomotor que permita emprender la etapa escolar siguiente con buenas posibilidades de éxito; dos, que todos los jóvenes de 12 años ingresen a la secundaria y que la concluyan en tiempo normativo; y tres, lograr que una mayoría significativa de estudiantes alcancen niveles de aprendizaje satisfactorios en lenguaje y matemáticas, conforme a estándares y exámenes establecidos por un organismo independiente de evaluación.

Estos objetivos corresponden a problemas centrales del Sistema Educativo Nacional, que de lograrse significarían avances fundamentales para alcanzar mayor calidad y equidad educativas, subrayó.

Para obtener las metas antes mencionadas, las cuales precisan las establecidas en los Objetivos del Milenio de la ONU, se requiere de la participación de toda la sociedad, y de políticas bien diseñadas cuyo criterio conductor sea la búsqueda de mayor equidad; incrementar el rendimiento de los alumnos de primarias indígenas y comunitarias y de los jóvenes de telesecundaria; y proporcionar mayores recursos que los canalizados a través de los programas compensatorios y de becas, estableció.

En otra parte de su exposición, estableció que toda estrategia de calidad educativa debe contener sistemas confiables de información y evaluación; un marco jurídico adecuado y un financiamiento suficiente.

Con la información y la evaluación se dan bases sólidas a todos los actores para una adecuada toma de decisiones. Con el marco jurídico se precisa la función de cada actor, se evita confusión de competencias, y se propicia la construcción de consensos. Y contar con una cantidad suficiente de recursos, bien distribuidos y aprovechados, ayuda a alcanzar mayor calidad educativa, detalló Felipe Martínez Rizo.

En el salón Miguel Hidalgo de la SEP, Martínez Rizo consideró que para elevar la calidad de su educación básica, México debe diseñar y poner en marcha políticas de Estado basadas en modelos descentralizados que respondan a las circunstancias de cada entidad y región.

“Se trata de que enfoques de planeación centralizada y estrategias comunes que den lugar a modelos descentralizados en los que el papel de las autoridades locales sea fundamental, a partir de diagnósticos propios y teniendo en cuenta las circunstancias de cada lugar”, finalizó.

Comunicado de prensa No. 05

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