La UNICEF calcula que en la caravana migrante hay aproximadamente 2 300 menores, cuyas familias huyen de la violencia, extorsión, pobreza, carencia de servicios sociales, y que carecen de acceso a la de educación. En estos momentos, las niñas, niños y adolescentes migrantes necesitan ayuda humanitaria, protección, salud, higiene y alimentación, “para asegurar su protección y bienestar».
Las migraciones masivas internacionales son muy notables y casi en todos los casos despiertan la atención de los medios, pero ¿qué ocurre cuando la migración tiene lugar entre regiones de un mismo país, en determinadas épocas del año? Es el caso de los jornaleros agrícolas migrantes, quienes se mueven por todo el país a lo largo del año, buscando trabajo en los campos de cultivo.
Aunque no es tan perceptible, ese fenómeno ocurre constantemente. En 2011, la Secretaría de Desarrollo Social estimó que más de dos millones de personas se encontraban en dicha situación. Se trata de personas que provienen de zonas de alta marginación, donde los niveles de pobreza alcanzan hasta 78%. Cabe destacar que 40% de los migrantes pertenece a una comunidad indígena. La población infantil constituye 17.7%, casi 355 000, niñas, niños y adolescentes que no sólo viajan con sus padres por todo el país, también realizan alguna actividad laboral.
El promedio de escolaridad de la población de quince años o más es de 4.5 años, muy por debajo de la media nacional de 8.1 años. ¿Cuáles son las dificultades que impiden que los niños y adolescentes continúen estudiando? Servicios educativos insuficientes; carencia en una metodología para atender la diversidad cultural y el multilingüismo; precarias condiciones laborales de los docentes; inexistencia de una oferta pertinente para atender a la población que se mueve constantemente, según los ciclos agrícolas; ausencia de coordinación eficiente entre la Secretaría de Educación Pública, el Consejo Nacional de Fomento Educativo y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos con el fin de garantizar que la población infantil tenga trayectorias escolares continuas.
Ante este panorama, en agosto de 2016 el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) publicó las Directrices para mejorar la atención educativa de niñas, niños y adolescentes de familias de jornaleros agrícolas migrantes. Se trata de recomendaciones dirigidas a las autoridades educativas, federal y estatales, para atender a esta población y garantizar un servicio educativo de calidad a los niños, niñas y adolescentes de familias de jornaleros agrícolas migrantes. Las directrices son:
Rediseñar las políticas de atención educativa a partir del fortalecimiento del presupuesto público, los procesos de planeación, la coordinación institucional y la participación social. Así se podrá contar con un mayor presupuesto, a la vez que se unifican y potencian los esfuerzos a niveles estatal y federal, y se involucran a los padres, las autoridades y las organizaciones no gubernamentales.
Asegurar la pertinencia de un modelo educativo intercultural, así como la disponibilidad, idoneidad y desarrollo profesional del personal con funciones de docencia. De esta manera se fortalecerán los contenidos de interculturalidad, se fomentará un desarrollo curricular pertinente, a la vez que se diseñarán materiales educativos específicos.
Desarrollar un Sistema Unificado de Información Educativa y adecuar las normas de control escolar. Al unificar el sistema, se podrá consultar el historial académico de los alumnos y las características de los servicios que les brindan atención.
Fomentar la innovación, la evaluación educativa y la gestión social de proyectos. Esto posibilitará sistematizar experiencias innovadoras en los ámbitos local y estatal, así como incentivar la investigación y la innovación educativa.
Los gobiernos de los estados respondieron a las directrices de manera desigual: mientras algunos enumeraban las acciones que han llevado a cabo en el tema, otros se limitaron a decir que las tomarían en cuenta para la política que aplicarán en el futuro.
Al no atender a esta población se corre el riesgo “de que los invisibles sigan siendo invisibles o que adquieran visibilidad de otra manera, de forma conflictiva”, aseguró Sylvia Schmelkes, consejera del INEE.
Si quieres conocer a fondo las Directrices para mejorar la atención educativa de niñas, niños y adolescentes de familias de jornaleros agrícolas migrantes puedes consultar el sitio del INEE, donde se encuentran disponibles.