El sistema educativo mexicano absorbe una cantidad creciente de recursos. De acuerdo con el informe La Calidad de la Educación Básica en México 2004, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), los recursos aumentan más que la matrícula y en la actualidad el porcentaje del Producto Interno Bruto que representa el gasto educativo pasó de 4.65 por ciento en 1980 a 7 por ciento en 2004.
Este análisis señala que el gasto por alumno como porcentaje del PIB per cápita en todos los niveles pasó de 13.87 por ciento a 21.8 por ciento entre 1990 y 2004. En primaria, el gasto por alumno pasó de 5.78 por ciento del PIB per cápita a 13.18 por ciento, mientras que en preescolar subió de 6.93 a 14.48 por ciento y en secundaria de 11.55 por ciento a 20.17 por ciento.
Al referirse a las tendencias del sistema educativo, el segundo informe anual del INEE destaca que el gasto por alumno de México es muy inferior al promedio de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en términos absolutos, mientras que como porcentaje del PIB per cápita es cercano al promedio.
Destaca que una proporción excesiva se destina al gasto corriente y muy poco a inversión, en tanto que el renglón de salarios está arriba de la media de los países de la OCDE.
“En términos absolutos, los salarios de los maestros mexicanos son muy inferiores a la media de la OCDE, no obstante en relación con el PIB per cápita de cada país los salarios mexicanos son casi los más ltos de la OCDE, sólo por detrás de los de Corea”.
Lo anterior, se destaca en el informe, deja pocos recursos para otros renglones del gasto corriente, así como para invertir en infraestructura. Tampoco hay recursos suficientes para apoyar la investigación, la evaluación, la innovación y la mejora de la gestión escolar.
Al respecto, el análisis apunta que es prioritario emplear los recursos de manera más eficiente, sin soslayar que México hace ya un gran esfuerzo por apoyar la educación y que es difícil que los recursos aumenten mucho a corto plazo.
Un área de oportunidad son los procesos pedagógicos y de gestión. Un ejemplo es el currículo de la secundaria, pues uno más adecuado a las necesidades de los alumnos podrá al mismo tiempo favorecer un uso más eficiente de los recursos humanos, sin implicar costos unitarios muy superiores a los actuales.
Una transformación profunda en la forma en que se maneja el sistema, con mayor participación de maestros, padres de familia y directivos de las escuelas en las decisiones, podrá representar una mejora importante para la eficiencia en el uso de recursos y, ante todo, mejorará los resultados del aprendizaje, concluye el estudio.
Comunicado de prensa No. 38