El reto: continuar la transformación de la educación en México

La transformación educativa inició con la exigencia ciudadana de cambios al artículo 3º constitucional con el fin de que la educación recibida por las niñas, los niños y los jóvenes fuera de calidad y de utilidad, tanto para su desarrollo personal como para el del país.

Los cambios para mejorar la educación en el país no comenzaron en 2013 con la promulgación de la Reforma Educativa. Tampoco empezaron con la promesa de brindar infraestructura educativa adecuada, ni mediante el compromiso del gobierno de dotar a estudiantes y docentes de materiales y métodos educativos modernos. La transformación educativa inició con la exigencia ciudadana de cambios al artículo 3º constitucional con el fin de que la educación recibida por las niñas, los niños y los jóvenes fuera de calidad y de utilidad, tanto para su desarrollo personal como para el del país.

La Reforma Educativa ha atravesado un proceso de diseño y ejecución atípico, que, si bien no ha sido ideal, ha sido necesario de acuerdo con la estructura de poder que el magisterio ha detentado durante años. El gobierno partió de recuperar la rectoría de la educación —aunque todavía no la ha recobrado totalmente, sobre todo a nivel estatal—; después, prosiguió con la evaluación, el Servicio Profesional Docente, la capacitación y el modelo curricular. En sentido estricto, debería haber partido de una visión de nación y del ciudadano que requiere el país, para seguir, a partir de ello, con el modelo curricular, la capacitación, el servicio profesional docente y la evaluación.

El proceso no fue el idóneo, pero era el que se podía llevar a cabo ante una rectoría de la educación que por muchos años se dejó en manos de algunos grupos de poder del magisterio, especialmente la cúpula de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (cnte).

Entre los aspectos positivos que tiene la Reforma Educativa, destacan los siguientes tres:

  1. Hoy existe un Sistema Nacional de Evaluación Educativa, coordinado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (inee), el cual se encarga de proveer herramientas y elementos para mejorar las políticas educativas del país. Sus consejeros han sido electos en procesos profesionales: se ha atendido a su trayectoria y habilidades. Así, se ha dotado al Instituto de sensibilidad social y enfoques transversales de equidad y de participación.
  2. En la etapa final del sexenio 2012-2018 se dio a conocer un nuevo modelo educativo, diseñado apartir de tres componentes: aprendizajes clave, desarrollo personal y social, y autonomía curricular; y, aunque comenzará a aplicarse a partir del próximo ciclo escolar, promete un cambio importante en el aprendizaje de los estudiantes y en las competencias que adquirirá la educación básica.
  3. Existe una transición, aún inacabada, hacia una concepción del docente como un profesional del aprendizaje y no sólo como un transmisor de conocimientos. La Reforma Educativa visualiza escuelas más participativas y transparentes, aunque todavía faltan herramientas y cultura —gubernamental y social— para lograrlo.

 

Entre los aspectos pendientes de la Reforma, también se pueden mencionar tres:

  1. La necesidad de abrir y operar, real y eficientemente, los consejos de participación social en la educación, para que sean verdaderos espacios colaborativos que ayuden resolver los retos presentados en las escuelas. Uno de estos desafíos es la enseñanza del inglés. México obtuvo en 2014 el lugar treinta y nueve de sesenta y tres países evaluados en el dominio de dicha lengua.
  2. La falta de vinculación entre los resultados arrojados por la evaluación docente y la evaluación del alumno, con acciones y compromisos dirigidos a la capacitación y el aprendizaje de estos dos importantes actores. Una gran omisión de la autoridad educativa fue la falta de comunicación con los maestros más allá de las cúpulas magisteriales; no existen medios para que los maestros sobrepasen los controles sindicales y la profunda estructura burocrática vertical. Con relación al federalismo educativo, si bien era necesario centralizar la nómina para reducir la discrecionalidad y la corrupción entre los gobiernos estatales y las cúpulas magisteriales, la decisión ha dejado a los gobiernos de las entidades sin incentivos económicos y de reconocimiento social cuando logran mejorar los indicadores educativos.
  3. Finalmente, y no por ello menos importante, es preciso profundizar en el concepto antropológico de que el estudiante —niño, joven o adulto— es el centro y fin de la educación. Ello parece obvio, pero en ocasiones, para el gobierno y las cúpulas gremiales, el docente ocupa dicho lugar. Por otro lado, para los padres de familia, la calificación y el tiempo que pasan sus hijos en la escuela, y no el aprendizaje y la formación integral humana, son apreciados como los fines del proceso. Dicha concepción antropológica debe conducir la toma de decisiones educativas.

 

Convendría que las críticas a la Reforma Educativa, por las voces que la acusan de ser una reforma laboral que castiga a los maestros, fueran convertidas en propuestas para mejorar lo alcanzado y cambiar o ajustar lo que no está bien diseñado. La educación obligatoria en México requiere asegurar la profesionalización de los docentes, pero también recuperar su prestigio social. Es fundamental formar bien a los futuros maestros y capacitar de manera continua a los que se encuentran en servicio, lo cual sólo puede realizarse a través de buenas evaluaciones. Quienes aseguran que los maestros son castigados con las nuevas normativas omiten decir que, actualmente, los noveles docentes que asumen el reto de formar a las nuevas generaciones de mexicanos llegan a las escuelas gracias a un proceso de selección respaldado por su capacidad de transmitir conocimiento, y no por cuotas políticas, sindicales o herencia.

La Reforma Educativa representa un cambio y un avance, pero ello trae consigo un cúmulo de retos, tanto en su diseño como en su implementación. La mejora de las normales, la equidad, la reducción de las brechas de desigualdad, el contenido práctico de las materias en el marco del nuevo modelo, la participación sistemática y real de los padres de familia para mejorar el logro educativo, y la desideologización de los contenidos educativos, son algunos de esos grandes retos.

Recientemente, el día de la elección más grande en la historia del país llevó al poder a un nuevo gobierno. Éste debe responder con eficiencia al reto de contar con mejores ciudadanos. Ello se logrará únicamente con educación integral de calidad. El reto permanente del nuevo gobierno será poner en el centro y fin de las decisiones a los estudiantes, no a otro actor. Si no sucede así, el fracaso está asegurado.

Como parte de la sociedad civil organizada, seguiremos, como lo hicimos antes de la promulgación de los cambios constitucionales, exigiendo el cumplimiento del derecho a la educación de calidad establecido en la Constitución y en la Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.

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