La importancia del apoyo familiar en el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes

Por Verónica Garduño G.

Todos los maestros quisieran que la enseñanza recibida en las aulas por los alumnos se reforzara en su hogar. No siempre sucede así: muchos profesores guardan expectativas muy elevadas a este respecto y, en consecuencia, reciben críticas injustas por los resultados que obtienen sus estudiantes.

Por otro lado, no es difícil encontrar padres que consideran la enseñanza de conocimientos y de habilidades para la lectura, la escritura y la solución de problemas matemáticos como una labor exclusiva de la escuela. También, algunos docentes piensan que existen contenidos de la formación cuya competencia es exclusiva de la familia y que se deben recibir en casa, como la ética, la afectividad y los modales.

Sin embargo, el aprendizaje es un proceso que se da en todo lugar y qué mejor si se promueve desde el hogar. La Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) destaca la importancia de que las familias se involucren para que los niños y jóvenes vivan tambien la educación como una experiencia social en la que van enriqueciendo sus relaciones con los demás al tiempo que adquieren los conocimientos teóricos y prácticos.

A la escuela le corresponde inculcar el placer de aprender y la curiosidad del intelecto, pero esa labor necesita prolongarse en casa. Es deseable que alguien en el hogar del menor esté al tanto de las actividades de la escuela, revise los cuadernos y conozca las tareas que le han encargado hacer con el fin de reforzar el aprendizaje. Desafortunadamente los padres no siempre están en posibilidades de brindar este apoyo ya sea porque carecen ellos mismos de formación o por las múltiples exigencias de su vida cotidiana.

En ambos espacios, la casa y la escuela, es posible encontrar oportunidades para adquirir los conocimientos que se usarán en el mundo. Las actividades cotidianas del hogar representan una excelente ocasión de dotar con mayor significado y profundizar los conocimientos que se reciben en el salón de clase.

Aprender en casa va alineado con la idea de que el estudio es para toda la vida y se da en todo momento, no únicamente en un espacio y horario determinados. También va de la mano con la valorización de la instrucción informal.

Los beneficios son incontables. Este ejercicio puede impulsar el autodidactismo. El maestro no está y el estudiante tiene la invaluable oportunidad —y en muchas ocasiones se ve obligado a ello— de practicar en casa, de la mano de sus padres, esa competencia básica que ya se ha promovido en la escuela: el “aprender a aprender”.

Los estudiantes pueden aprovechar las fortalezas de los diferentes miembros de su familia. Cada persona tiene talentos únicos y conocimientos que van de acuerdo con su experiencia, personalidad, preferencias y gustos. El niño puede saber más o entrenarse mejor en aquello que sus padres hacen muy bien. Por ejemplo: una madre que gusta mucho de la historia o de la biología puede compartir con su hijo el gusto por esas disciplinas, e incontables conocimientos. Igualmente, un papá con excelente ortografía puede ayudar a sus hijos y darles consejos para desarrollar esta habilidad. Incluso los padres que carecen de instrucción o conocimientos formales pueden aportar una actitud favorable al conocimiento: ellos también están en condiciones de despertar su propia curiosidad y el placer por aprender.

Hacer equipo y aprender con los pares ya se ha aprendido en el aula pero la familia puede reforzar esta práctica organizando reuniones informales con compañeros de la escuela para hacer la tarea o trabajar en un tema que el niño encuentre complicado y que su amigo ya haya dominado o comprenda bien. Muchas veces los niños tienen más confianza de preguntar a alguien de su misma edad que al maestro o entienden mejor cuando alguien les explica con sus mismas palabras.

En casa se puede hacer una pausa para reflexionar qué es lo que se ha aprendido sobre un determinado tema abordado en la escuela y qué hace falta entender. Los padres pueden ayudar a llenar esas lagunas y, más adelante, al volver a la escuela, los alumnos tienen la posibilidad de pedir al maestro que les ayude a reforzar algún conocimiento o habilidad. Los expertos aseguran que las tareas que se realizan en casa tienen un efecto compensatorio y pueden lograr incluso que un alumno con menos capacidades tenga el mismo rendimiento que otros más hábiles.

Cuando desde el hogar se acompaña el estudio existe la posibilidad de que el aprendizaje se centre en el estilo que el alumno prefiera y en sus capacidades individuales; por ejemplo, si comprende mejor con ejemplos visuales, requiere hacer más ejercicios de práctica o si necesita leer dos veces el mismo texto para comprender mejor. También se puede profundizar más en un tema que al niño le resulte especialmente atractivo o afianzar mejor los tópicos introducidos en la escuela si aprende aceleradamente.

Al llevar el estudio a casa es deseable tener en cuenta que el tiempo que se le dedique sea justo y equilibrado, y respete las necesidades de descanso, esparcimiento y bienestar emocional. Se trata de ayudar a reforzar lo aprendido en la escuela, sin que hacerlo se convierta en una pesada carga para el estudiante que le impida disfrutar de la vida y dedicar tiempo a su familia y amigos.

Estos son algunos hallazgos de la investigación sobre la influencia de la familia en el aprendizaje académico:

Las familias que brindan un ambiente estimulante y de apoyo con riqueza lingüística desafían los efectos de las circunstancias socioeconómicas.
Las habilidades cognitivas de los estudiantes y la calidad de la educación son fundamentales para lograr el aprendizaje, pero de la misma forma ayudar a las familias a encontrar estrategias para mejorar el acompañamiento a la educación desde casa tiene un impacto considerable.
Hay patrones de la vida familiar que inciden para que el alumno tenga éxito en el aula, por ejemplo que se haga un uso correcto del lenguaje o que se dedique tiempo a actividades con valor educativo y cultural.

Si te interesa conocer formas adicionales en las que los padres pueden impulsar el aprendizaje en casa, consulta el documento Familias y escuelas, disponible en el catálogo de publicaciones del INEE.

Referencias

DELORS, Jaques (compilador) (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. París: Santillana-UNESCO.

REDDING, Sam. Familias y escuelas (serie “Prácticas educativas 2”). Ciudad de México: Oficina Internacional de Educación- Academia Internacional de Educación-Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior-Consejo Mexicano de Investigación Educativa-Departamento de Investigaciones Educativas del CINVESTAV-Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación- Universidad Pedagógica Nacional.

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