Por Lesvia Oliva Rosas Carrasco
Durante su trayectoria, la doctora Lesvia Rosas Carrasco se ha dedicado a investigar, desde distintos ángulos, la educación rural, con énfasis en las escuelas multigrado. En este artículo reflexiona en torno a la dualidad presente en este tipo de escuelas y sobre la importancia que tiene para el aprendizaje la relación pedagógica que diariamente se establece entre los maestros y los niños.
Escuelas rurales y multigrado en México
En esta ocasión me referiré a las escuelas de educación básica, concretamente de primaria, y de éstas en específico a las que se conocen como multigrado, en el entendido de que las hay entre las escuelas para población mestiza, indígena y jornaleros migrantes. Son escuelas que se encuentran, sobre todo, en las comunidades más pequeñas y empobrecidas del país, de difícil acceso.
Las escuelas multigrado son aquellas en las que niños de diferentes edades o grados aprenden juntos,1 por lo que deben funcionar como un modelo educativo distinto al de las escuelas regulares. Deben contar con un currículo especial, organizado de tal forma que el conocimiento se construya de manera integral, no por asignaturas, y en el que el progreso del aprendizaje esté centrado en el avance de los niños.
No es el número de profesores lo que define a las escuelas multigrado: pueden tener desde uno hasta todos los que sean necesarios para la correcta atención de los alumnos y el buen funcionamiento de la institución. Tampoco se distinguen por su grado de precariedad, por su lejanía o su difícil acceso, puesto que deben ser escuelas que, pese a todo ello, cuenten con lo necesario para funcionar, brindando una atención completa, integral y digna.
Las escuelas rurales y multigrado que existen actualmente son las herederas de un largo proceso de casi un siglo de duración, desde que se elaboró el proyecto llamado Escuela Rural Mexicana.2 Durante la centuria transcurrida el país ha transitado por grandes cambios políticos, económicos, sociales y culturales que han afectado al proyecto educativo. Entre éstos, el más importante fue el abandono del campo, lo que a su vez propició la migración externa e interna. Esta última obligó a los campesinos más pobres a salir de sus comunidades para trabajar en los grandes consorcios agrícolas que se ubican generalmente en el norte del país. De ahí la necesidad de crear las escuelas para jornaleros migrantes.
La población rural, que antes podía ubicarse en espacios geográficos definidos, ahora se encuentra en todo el país y fuera de él, en contextos urbanos y no urbanos, realizando trabajos agrícolas, pero también brindando diferentes tipos de servicio, integrados al comercio ambulante o a las tareas de construcción, entre otros.
Actualmente no existe un proyecto de educación rural que le dé atención adecuada a ese sector de la población donde quiera que se encuentre.
No obstante, las escuelas rurales han seguido adelante, cada una de ellas con sus características y su problemática específicas. Lo esencial en el tema que nos ocupa es que siguen siendo importantes para la vida de las comunidades y de los niños que asisten a ellas, porque constituyen en sí mismas espacios con vida propia, que se van construyendo entre todas las personas que transitan por ellas, principalmente los estudiantes, maestros y padres de familia. Además, aportan a la comunidad lugares de socialización y en muchas ocasiones también de apoyo a las familias y al desarrollo de la comunidad.
No es desacertado decir que son escuelas que viven una dualidad. Por una parte, debido a la lejanía y a las dificultades de acceso, no están sometidas a gran vigilancia de lo que hacen, o bien, tienen supervisores que comprenden su trabajo y dan libertad a los maestros para poner en práctica una educación que responda a las necesidades de sus alumnos; en cierta forma, su particular situación obliga a los docentes a reunirse con profesores de comunidades cercanas para trabajar en conjunto y aprender mutuamente. Por otra parte, el aislamiento y la limitada matrícula han dado lugar a políticas públicas de baja asignación de profesores y de muy poco o —en muchos casos— nulo apoyo material y de recursos, de modo que existen escuelas que carecen de lo más indispensable para trabajar en condiciones apropiadas con los niños.
El aprendizaje en las escuelas multigrado
El tema del aprendizaje es sumamente complejo, toda vez que en él inciden factores diversos, desde luego humanos, pero también políticos, sociales, culturales y estructurales. La experiencia de las escuelas es tan diversa que difícilmente se pueden sacar conclusiones generales. Aquí esbozo algunos elementos de las escuelas multigrado que considero impactan de manera directa el aprendizaje de los educandos.
Desde hace aproximadamente cuarenta años, pero con mayor interés en las últimas dos décadas, investigadores de la educación nos hemos dado a la tarea de mirar dentro de las aulas de las escuelas rurales y multigrado para conocer a sus maestros, su formación, su concepción pedagógica, la finalidad de su trabajo y entender de qué manera se da el aprendizaje en ellas. Se han analizado los vínculos que se establecen entre el profesorado y el alumnado, las diferentes formas de planear y plantear la enseñanza en las aulas, el manejo que hacen los maestros del currículo, la forma como evalúan el aprendizaje, la manera de organizar el trabajo de la escuela, las relaciones que establecen con madres y padres de familia y con el resto de la comunidad, así como los conceptos que subyacen a su práctica educativa.
Lo que estas investigaciones han encontrado es que, se cuente con un solo maestro, con dos o con tres, en cada escuela lo más importante para el aprendizaje es la relación pedagógica que diariamente se establece entre los maestros y los niños, quienes traen consigo todo un bagaje de experiencias y vivencias que se hacen presentes en el momento de mediar dicha relación con el conocimiento que se trata de adquirir o de construir.
El profesorado centra su atención en los procesos de vida de los niños puesto que, en no pocas ocasiones —sobre todo en aquellas escuelas donde reciben a niños jornaleros migrantes— lo primero que se necesita hacer es estimular su confianza y, en ocasiones, elevar su autoestima, lo cual es indispensable para que avancen en su aprendizaje.
Conviene no olvidar que también influye de manera significativa la vida familiar de los niños; aquí habría que considerar la diversidad de situaciones que pueden encontrarse: familias completas, familias en las que sólo se encuentra la madre o el padre, niños sin familia (a cargo de otro tutor), familias migrantes viviendo en algún albergue, niños que trabajan a la par de sus padres y, lamentablemente en los tiempos actuales, niños y familias golpeadas por la violencia y la inseguridad.
Otra característica de los maestros de las escuelas rurales multigrado es que estudian, aprovechan los cursos que están a su alcance y han aprendido a convertir el currículo por asignaturas (que les es impuesto) en otro donde los contenidos se desarrollan por proyectos o por temas comunes, por fechas especiales o por problemas, así como a introducir el arte, el juego y la evaluación de una manera natural entre las actividades de aprendizaje, de tal forma que les permita propiciar la participación de los niños de diferentes edades en la construcción del conocimiento.
También la organización de la escuela es diferente; por tratarse de escuelas pequeñas, que cuentan con una o dos aulas a lo sumo, todo el inmueble se convierte en espacio para aprender: los niños pueden trabajar en su salón, en el patio o en el huerto escolar, cuando lo tienen.
Algo muy importante es que los niños participan en la definición de las normas que regulan la vida escolar, por medio de asambleas y de comisiones que se encargan de mantener el orden y la limpieza.
Todos estos elementos juntos hacen que una escuela rural multigrado sea un espacio en el que los niños asimilan de manera integral no sólo los conocimientos sino una serie de valores que los van formando y preparando para su inserción en la vida adulta. Aprenden a responsabilizarse de su aprendizaje, a ser respetuosos de sus compañeros, a sentirse miembros de un grupo, a expresar sus ideas y pensamientos.
En las escuelas de educación indígena,3 además de las características anteriores, hay que considerar no sólo la alfabetización en la lengua materna, sino su utilización en todas las actividades de aprendizaje, lo que constituye un espacio más de formación para los niños, puesto que en él van implícitos valores propios de cada cultura, como la autonomía, el respeto, el cuidado de la tierra y aspectos tan importantes como la aceptación y el enriquecimiento de la propia identidad. Desde luego, esto exige una formación especializada a los maestros.
En suma, por lo que toca al esfuerzo que realiza una gran cantidad de profesores, las escuelas rurales multigrado constituyen un espacio muy importante de aprendizaje y socialización para los niños, así como de apoyo a la vida de la comunidad, cuya dinámica es diferente, ya sea que se trate de comunidades mestizas o indígenas.
La otra cara de la moneda está en la situación de precariedad material, que se viene denunciando por la investigación educativa desde hace casi cuatro décadas y que es la prueba de que no existe un proyecto de educación rural, sino un concepto único de escuela que, lejos de adaptarse a las necesidades educativas de los educandos, pretende que los niños se adapten a ella, pero sin recursos.
Al no contar con instalaciones apropiadas (a veces ni siquiera con una sola habitación), mobiliario adecuado, materiales educativos con los que los maestros puedan complementar su enseñanza, ni un equipo de profesores que atienda en forma integral el trabajo de la escuela, se ven limitadas las posibilidades de enseñanza de los docentes, quienes, como ya se ha documentado exhaustivamente, tienen que atender tanto a la parte pedagógica como a la administrativa. Cuando se habla del bajo índice de aprovechamiento que se da en esas escuelas, generalmente se busca el motivo en las familias, en los niños o en los profesores, pero habría que buscar las causas en el propio sistema educativo, en su normatividad y en sus políticas públicas.
Para concluir, me referiré a algunos aspectos que considero necesarios no sólo para mejorar, sino para transformar la educación rural actual:
- Elaborar un proyecto de educación rural que recupere la experiencia de muchas escuelas que han desarrollado una buena labor educativa en el siglo transcurrido, que reconozca la diversidad de ese sector de la población y responda a sus necesidades con equidad.
- Aprender de las maestras y maestros rurales de las escuelas multigrado, mestizas e indígenas que imparten una educación de calidad en sus escuelas, además de aprovechar su experiencia para apoyar a los profesores que no lo han logrado.4
- Elaborar una política pública que le dé a las escuelas multigrado el lugar que les corresponde dentro del sistema como un modelo educativo adecuado a las condiciones del medio rural.5
- Como modelo educativo, proveer a las escuelas multigrado del cuerpo docente necesario6 para su buen funcionamiento, así como de las condiciones de infraestructura y materiales para la mejor educación de los niños.
- Promover la formación de maestros especializados en el modelo de escuelas multigrado, en todos los tipos de escuelas en los que se encuentren y apoyar los programas ya existentes.
Como puede apreciarse, estos son aspectos de carácter más estructural; considero que es en el propio sistema donde se deben buscar las causas y las soluciones a los problemas que normalmente se atribuyen a la lejanía de las escuelas, a la pobreza de las comunidades, a la baja matrícula, a las madres y padres de familia, y al profesorado.
[1] Este concepto es contrario a la definición más común, que considera a una escuela multigrado como la que sólo cuenta con uno, dos o tres profesores para todos los grados (los seis grados del nivel de primaria), lo cual obliga a reunir a los alumnos en uno o dos grupos. Vistas de esta forma, las escuelas multigrado resultan ser escuelas regulares incompletas, que tienen que trabajar con pocos maestros, con un currículo organizado por asignaturas o por grados y con poco o nulo apoyo material.
[2] Este proyecto, que tuvo tanto aciertos como errores, fue importante por ser el antecedente inmediato de las actuales escuelas rurales. No es aquí el espacio adecuado para analizarlo, sin embargo, lo menciono porque, si bien a lo largo del siglo transcurrido se han hecho intentos por apoyar a las escuelas rurales multigrado, no ha existido otro proyecto dirigido específicamente a la educación rural.
[3] Las que dependen de la Dirección General de Educación Indígena (DGEI). Faltaría considerar además las escuelas establecidas por los propios pueblos originarios fundamentadas en su cultura, que son referidas por algunos investigadores como construidas “desde abajo”, puesto que surgen de la experiencia y la intención educativa de los pueblos y no de la normatividad oficial. Otra situación, bastante compleja, y que requiere de un análisis aparte, es la referente a las escuelas a las que asisten los niños jornaleros migrantes, muchos de ellos provenientes de pueblos originarios, que deben ser atendidos con dignidad y en su lengua materna.
La DGEI ha promovido, desde finales del siglo pasado, una convocatoria para que los alumnos de sus escuelas escriban narraciones en su lengua y en español. Lo que esos niños han escrito es digno de recuperarse y analizarse para evaluar su aprendizaje con otros criterios que no conduzcan de manera recurrente a situarlos en el punto más bajo del aprovechamiento escolar.
[4] Parte de esto se hizo con el programa PEM 2005 y con la RedPei en la DGEI (2009-2012).
[5] En la Red de Investigación en Educación Rural, RIER, se pueden consultar trabajos y publicaciones referidas a las escuelas multigrado, en las que se aprecia la relevancia de las mismas y se explicitan las razones para conservarlas y considerarlas como un modelo educativo adecuado al medio rural.
[6] Una escuela multigrado puede tener uno o más maestros de grupo, pero además uno de arte y uno de deportes, de tal forma que se trabaje en equipo con los maestros de grupo y las actividades artísticas se incorporen a los proyectos que se están desarrollando en el aula. Esto desde luego exige instalaciones adecuadas.
Versión maya peninsular
U jeép’el-lep’-óolilo’ob kaanbal ti’ u ruraalesil najil-xooko’ob
Men:X-Leesvia Oliva Rosas Carrasco
Traducción: Rolando Humberto Ek Naal
Ichil u kuxtal, le j-ts’aak yaj Lesvia Rosas Carrasco u ts’o’ok meyaj ti’ kanik, tak jejeláas óolnake’, le educación rural, yéetel ka’ ti’ le xooko’ob multigrado. Ti’ le artículo tukul yóok’ol a le dualidad ti’ le xooko’ob multigrado yéetel yóok’ol le ka’ u yaan utia’al le je’elo’oba’ le relación pedagógica ku sáansamal ku je’ets’el ichil aj-ka’ansajo’obe’ yéetel le paalalo’obo’.
U ruraalesil múulangraadoil najil-xooko’ob wey Méxicoe’.
Ti’ le téenela’ nika’ajen t’aan ti’ u báasikail primáaria ka’ansaj yetel chéen ti’ le k’aj-óolta’an i’ix múulangraadoo’; na’ata’akej yaano’ob utia’al mestiiso’obi’, indíigenao’obi’ yetel jóornaleros migraanteso’obi’. Letio’obe’ najil-xooko’ob li’isa’ano’ob ich mejen óotsil kaajo’ob tu’ux talamil u k’uchul máaki’.
U najilo’ob múulankraadoil-xooke’ letio’obe’ tu’ux ku múuch’kaanbalal paalal ma’ juntakáal u ja’abilo’ob mix u kraadoil u xooko’ob. Leibeetike’ unaj u meyjo’ob i’ix junp’el modeeloil kaanbal jela’an ti’ le suuk u beeta’al men u láak’o’ob báayili’ bey u ka’ajilo’obo’: úunchak u yaantal tio’ob junp’el kurríkulo chéen u tia’alintej, nu’uktsola’an utia’al ka’ wóool-li’ispajak u na’atbal máak ma’ chéen wa likil áasignatuuraso’ob tu’ux le ch’íisaj kaanbalo’ ch’éeja’an ti’ bix u kaxtik u bin táanil paaltsil.
Ma’ yo’olal beka’aj aj-ka’ansajo’ob yaan ti’ junp’el múulangraadoil najil-xook ka’ na’atpajki’ tumen juntul, ka’tul wáa le k’abéete’ je’el u páajtal tia’al ka’ meyajnak tu beelile’ yetel ku táanalt tu beelil u kaanbal paalal i’ix xan le kúuchil íinstitusioono’. Mix xan ku ye’esik u na’atpajal wa yo’osal chíika’an ti’ óotsil u ka’aj, na’ach yanik wáa ma’ séeb a náakal yiknalí tumen úunchak u leti’talo’ob najil-xooko’ob ka’ yanak le k’aabete’, u tojol u meyajo’ob kex wa yo’olal le ts’u ya’ala’al táanilo’; ka’ úunchak u ts’ik junp’el chuka’an-táanalil, túulwóol yetel najbentsili’.
Le yaano’ob bejla’akaj p’a’at tio’ob jach bix úuchik u chuumpajal u li’isa’alo’ob áaynak u máaninkal junp’el jo’k’aalte’ ja’ab éestaj ka’ pa’at u beeta’al u nu’uktuukulil k’aba’ata’an Ruraal Méejikanail najil-xook. Ka’alikil máanik túun le jo’k’aalil-ja’abilako’, u noj lu’umil méxicoe’ nojoch k’éexpajik ti’ x-wo’okilt’aan, muuk’saj-taak’in, múuch’kabkaabilal yetel ti’ mia’atsilal. Le je’elo’obaj tu péekso’ob u yúuchul xan u jelpajal yokil le nu’uktuukulil ti’ kaanbalilo’. Junp’el ba’al tsáay tu paach yúuchul sen nojoche’ leti’ u p’a’atal u táanalta’aj k’áax; lela’ tu beetaj xan u je’ik u beel u jop’ol míigrasioon jóok’olil yetel okolil. Le u ts’ook je’ela’ tu kumaj-jéep’elil ti’ le chan óotsil kolnáalo’obo’ men anchaj u p’atik u kaajalo’ob tia’al u kaxtiko’ob meyaj ti’ ichil u konsoorsioilo’ob pak’al-k’áax li’isa’ano’ob tu xamanil u nojlu’umil México. Ti’ taal túun u k’abéettal u li’isa’al u najil-xook tia’al migraantesil jóornaleroso’obo’.
Bejla’akej, mejen kajtalilo’obe’ anchaj u biskubao’ob ichilo’ob yetel xan u láak’ nojkaajilo’ob. U kajnáalilo’obe’ tu kaxto’ob pak’alk’áax yetel u láak’ jejeláasil táanalil-meyjilo’ob u beeto’ob wáa ku yokol u meyajto’ob xan u koonolil-áambulantej yetel u li’ispajal pak’il najo’ob.
Ti’ le k’iino’obaj, leeli’ ma’ anak junp’el u tiibilil pat-tuukulil kaanbal chéen utia’alint le kajtalil je’elo’, le je’etu’uxak ku yaantale’.
Kex buka’aj ba’al ku máan u k’iin ti’ le ruraalil-najil-xooko’obo’ leeli’ táan u bin u tóoch’kubao’obe’ yetel k’abéeto’ob ti’ u kuxtal kaaj yetel le paalalo’ob ti’ ku bino’ob kaanbalo’ men ku suut junp’el kúuchil u yaktáaman u kuxtalil ts’aba’an ti’ men le máaxo’ob ku máano’ob ichilo’ je’ex le yáax-a’albila’ xoknáalo’ob, aj-ka’ansajo’ob yetel taatatsilo’ob. Ku ts’áako’ob ti’ kaaj tu’ux je’el u ma’alob biskubaj máake’ yetel ya’abachpak ku yáantajo’ob ti’ kaaj, ti’ baatsilo’ob ka’ u tóoch’t u kuxtalo’ob.
Le najil-xooko’ob je’elo’ ku chíikpajale’ ka’p’el bix u kuxtalo’ob: yáaxe’ tumen náach yaakilo’obe’ ma’tun jach bin kalambilo’ob bix u meyjo’ob . Le j-súuperbisooro’ob yaantio’obo’ ku na’atiko’ob u meyjo’ob yetelo’ob; le aj-ka’ansajo’obo’ ku cha’abal u ts’aa xooko’ob je’ebix u k’áato’obe’ en tia’al u yutsil u xoknáalo’obo’. Yo’osal bix xan jela’anil yankilo’oba’ ku yiko’ob k’a’ana’an u much’kubao’ob yetel u láak’ u baatsil aj-ka’ansajo’ob naats’ tio’ob kaja’anilo’ob utia’al ka’ múulmeyajnako’ob yetel ka’ paklamkaanbajnako’ob. U láak’ ba’ale’ le yaankilo’ob náach, le u kaabal matriikulailo’ ku kóolik yóok’ol u beeta’al púublikasil x-wo’okilt’aan ti’ u junp’íittal wáa u su’uk’insa’al u ts’a’abaj aj-ka’ansajo’ob, ts’ets’ek wáa—yaan k’iin ku yúuchulo’obe’–, mina’an áantaj ti’ nu’ukulo’ob wáa u tojolil tia’al u meyjo’ob. Leibeetike’ yaan najil-xooko’ob sen óotsil yilkubao’ob bix ken u ma’alob jóok’sil u meyjo’ob tia’al le j-kaanbal paalalo’obo’.
U ka’anal-xook te’ múulangraadoil najil-xooko’obo’
U ya’alpajaj yóok’ol le tema je’ela’ ku pitts’u’uypajal tumen ya’abach ba’al oka’an u k’a’axtubaj ichil yaan yil yetel máakiltsil, x-wo’okilt’aano’ob, múulkaabtsilal, mia’atsilal yetel u li’ispaj-meyjilo’ob. Ba’ax yoojelo’ob ts’o’ok u máan u k’iin tio’obe’ ma’ juntakáali’ yo’olaj beyo’ ma’tun páajtal u jáan jóok’sa’al u k’a’alaj ba’ax u jaajil. Weya’ táanen ti’ in we’esik chéen ts’ets’ek éelementoso’ob kin tuklik tajnáapul u tsa’ayaj ti’ bix yúuchul le kaanbal tia’al u aj-xoknáalilo’ob le múulangraadoil najil-xooko’obo’.
Yáax ba’ale’, ka’ káaje’ áaynak ka’k’aal-ja’ab, ba’ale’ lep’-óolta’ab tu ts’ook u ka’p’el déekadaso’ob. U aj-xak’alilo’ob kaanbale’ kúumo’ob yilo’ob bix yanik u yotoch-kaanbalilo’ob ruraalesil najil-xooko’ob yetel xan le múulangraadoilo’oboo’ tia’al ka’ u k’aj-óolto’ob u aj-ka’ansajilo’ob, tu’ux naakal u xooko’ob, ba’ax u tuukulo’ob ti’ kaanbal, ba’ax u biilal u meyjo’ob yetel ka’ patak u na’atko’ob bix u ts’a’abal xooki’. Xíixta’ab bix u biskubao’ob aj-ka’ansajnáalil yetel j-kaanbalnáalil; u jejeláasil u beetpajal ts’íib-tuukul yetel bix u tsoolpajal le ka’ansaj ichil le otoch-kaanbalo’obo’; bix u paybejta’al men aj-ka’ansajo’ob le kuríikuloo’, bix yanik u xíixta’al le kaanbalo’, bix yanik u tsoolpajal meyjo’ob te’ le najil-xooka’, bix yúuchul u biskubao’ob yetel x-maamatsil, taatatsil yetel xan u láak’ chukáanil kajnáalilo’ob i’ix xan u ma’aj-tuukulo’ob leeli’ suuk u beetpajal ichil le kaanbal-xooko’.
Ba’ax chíikbesa’aj ilbij men xak’la’abiko’ob tuukulo’obe’, chéen juntul, ka’tul wáa óoxtul aj-ka’ansajo’ob ts’aba’an ti’ jujuntúulil najil-xook; ba’ale’ u asab nojba’alil tia’al kaanbale’ letie’ bix u biskuba sansamal le ts’aa-xookil ku jáayal ichil aj-ka’ansajo’ob yetel paalalo’ob, u máaxilo’ob yéettaalo’ob junak-kaanbalilo’ob ti’ ba’alo’ob ucha’ano’ob tio’ob. Le je’elo’oba’ ku xúukulo’ob tu súutukil táan yúuchul u paklanbiskubao’ob na’atalo’ob u k’áat ch’a’abil wáa patbil.
Le máax u biilal ka’ansajo’ ku ch’ikkuba u na’at ba’alal ku máan u k’iin ti’ ichil u kuxtal paalal tumen ya’ab u téenele’ –jo’ol yanik ka’ beyak te’ laylo’ob najil-xooko’ob tu’ux ku k’a’amaj u jóornaleerosil paalal migraanteso’ob—ba’ax yáax táanil u beetpajale’ báayt’aanta’ak u k’ub-óolalo’ob yetel chéen wa téenel súutukilo’obe’, tóoch’besa’ak u nojba’altalilo’ob; lela’ taj k’abéet tia’al ka’ xi’ik u náakal ti’ u kaanbal.
Uts ma’ u tu’ubule’ ku jeta’an yokskuba xan u’uybil u k’i’inam bix u bisik u baatsil kuxtal paalalo’ob; weya’ binakil ka’ oksa’ak yilpajal u jejeláasil yanik u chíikbeskuba lelo’: baatsilo’ob chúuka’ano’ob, baatsilo’ob chéen tu k’ab x-na’tsil wáa taatatsil yano’ob; paalal xma’-baatsilo’ob (k’uba’an tu k’ab u láak’ kanan majan-yuum); u baatsilo’ob migraanteso’ob majan-kajtal yanko’ob ti’ wa junp’el albeerguee’, paalal keetil u meyjo’ob yetel u yuumo’ob; yetel u láak’ ba’al ma’ paatal ti’ le k’iino’oba’; paalal tak láak’tsilo’ob jats’a’ano’ob menel k’aak’aschi’ichnakil yetel xma’-kalantsilil.
U láak’ ba’ax chíika’an yúuchul te’ tu najilo’ob le xook ts’u ya’alpajalo’, le aj-ka’ansajo’obo’ ku kumkubao’ob xook, ku ch’aiko’ob kuurso’ob le u p’iis u muuk’o’ob. Bey túunoj tu kano’ob u wask’eso’ob bix yanik le u kuriikuloil áasignatuuraso’ob kuma’an tio’ob. Lela’ suunaj u kóonteniidoso’ob ka’ máak’anta’ako’ob yo’olal pat-tuukulilo’ob wáa likil yéetil-téemaso’ob; ku yéeypajal u k’iinil yúuchul wáa ku yilpajal ba’ax k’aschaja’anil-ookilo’ob ken yáax meyajta’ako’ob. Tak xan ku yoksa’al kanbij its’atil, báaxal yetel u xíixta’al-xook je’ex junp’el ba’al suuk yúuchul ichil kaanbal-xooke’. Le bey túuna’ tia’al ka’ ch’a’pajak u yóolil u yokeskuba jejeláas ja’abil paalal ti’ u pa’atal na’atachil.
U tsoolan-paybejil le najil-xooka’ jela’an yanik xan: tumen chichan, junp’el wáa ka’p’el chan otoch-kaabal yaan ti’i’; tuláakal túun u solaar-najile’ ku suut kúuchil tia’al kaanbaj: je’el u báaxal paalal ich kúuchil-xook, paachnaj, wáa te’ tsuukil-kúulpak’alo’, lela’ chéen wa yaan ti’.
Junp’el nojba’alil yanike’ ku yokeskuba paalal ti’ bix unaj u ya’alpajaj u p’is-a’almajenilo’ob machik tu maachil u kuxtalil-xook; likilil u ts’a’abaj much’tambal ts’aat’aanilo’ob yetel kóomisiino’obe’ ku p’a’ataj tu k’abo’ob ka’ xi’ik tu béeyanij tak xan u jáaniltaj yetel u tseelpajaj u yéek’il.
Ken múuch’pajak tuláakal le ba’alo’ob ku yúuchpajalo’ob ti’ junp’el múulangraadoil najil-xooka’ ku sutik túun bey junp’el kúuchil tu’ux le paalalo’obo’ ku yokol tu poolo’ob ma’ wa chéen wóolal-tuukulo’obi’ ba’ale’ bey xan tak u láak’ utsben-ba’alo’ob tia’al u bin u patkubao’ob yetel u beetik u beelo’ob ti’ u yokskubao’ob ich nojoch-kuxtalil. Ku kaanko’ob u kuch-éejento’ob ti’ u kaanbalo’ob, u biskubao’ob yetel tsiikbenil tu báatambalilo’ob, u yu’ukubao’ob tak letio’ob yano’ob ti’ múuch’balil i’ix xan u ya’alo’ob u na’ato’ob yetel u tuukulo’ob.
Tu najil-xook máasewáale’ ma’ chéen ku yúuchul je’ex ts’u ya’alpajalo’ bey xan yaan u láak’ ba’al ilpajaj ti’ kaanbal ich na’tsil-t’aan: leti’ túun u beetpajal u meyaj ti’ tuláakal u yúuchpajalilo’ob kaanbal. Lela’ ku suut u láak’ kúuchil tu’ux ku patkuba paalal tumen oka’anilio’ob utsben-ba’alo’ob sijnalo’ob ti’ mia’atsilaj je’ex le áautonomíaa’, tsiikal, u kalamil lu’um yetel u láak’ nojba’alilo’ob je’ex u éejenil yetel u ayk’al-táanalta’al u mia’atsilaj máak. Ti’ lela’ u jaajile’ ku ts’u’uyk’áatik junp’el asab ma’alob paatbalil tia’al aj-ka’ansajo’ob.
Tu nuutsajile’, t’aalaj yanik ti’ u yo’olalil beka’aj muuk’aj ku beetko’ob aj-ka’ansajo’ob; leibeetike’ le múulangraadoil najil-xooko’obo’ suutnaja’ano’ob junp’el nojba’al kúuchil tia’al kaanbal yetel u biskubaj tu báatambalil paalal i’ix xan tia’al u yáantpajal kaaj. Lela’ jela’an u péeksik u kuxtal men yaane’ máasewáal-kaaj yetel u láak’e’ xa’ak’anch’i’ibalil-kaaj.
U láak’ u táanyichil ba’ax ku yúuchule’ letie’ óotsil-nu’ukul meyaj likil u meyjo’obo’ kex wa ts’u ta’akajpoolo’ob men le xak’al-tuukulo’ob ti’ kaanbal yaan wal áaynak kandéekadaso’obe’ yetel beyo’ ku chíikpajal u jaajil mina’an junp’el u pattuukulil ruraalil-kaanbal, ba’ale’ yaan ja’ali’ junp’el ma’aj-t’aan yóok’ol najil-xook náach tu yiknal ba’ax k’abéeto’ob likil u kaanbal aj-xoknáalo’ob yetel ba’ax ku kaxtike’ paalal ku yóoto’ob suuktal u ch’a’ko’ob beyo’ ba’ale’ mina’an u tojol u beytaj
Tio’olal ma’ jach paatal yanik u íinstalasioonilo’ob le kúuchil xooko’(yaanne’ mix junp’el u chan otochil yaan ti’); mina’an ma’alob móobiliaario’ob, na’an nu’ukul-xooko’ob likil ka’ chukbesa’ak ka’ansaj; mix junp’el u múuch’k’abtáambalil aj-ka’ansajo’ob tia’al ka’ u wóolen táanalto’ob u meyjil le kúuchil xooko’. Ku k’a’atal u beelil u páajtalil u ka’ansaj aj-ts’aa-xooko’ob je’ex sen ts’u ts’a’abal ojéelbil ti’ ju’uno’ob. Letio’obe’ yaan u táanaltiko’ob ba’alal péedagoojikao’ob i’ix xan ba’abal áadministratiibao’ob. Le ken úuchuk u jóok’ol u ya’alpajaj tumen bin kaabaj u íindiseil naajinta’ak xook ti’ le kúuchil xook je’elo’obo’, béeyili’e’ ku kaxta’al u ba’antenilo’ob ti’ otochnáalo’ob, paalal wáa ti’ aj-ts’aa-xooko’ob ba’ale’ tu’ux binakil ka’ kaxanpajak u ba’anyo’olalilo’obe’ ichil tu leti’il le sistemail éedukativoo’; ti’ u a’almajt’aanil yetel ichil u púublikasil x-wo’okilt’aanilo’ob.
Tia’al u ts’o’ospajale’, nika’ajen in ch’a’chi’it ts’ets’ek chíika’anilo’ob kin tuklik unajo’ob tia’al ka’ ma’alobchajak yetel xan ka’ k’éexpajak u ruraalil kaanbal-xook ti’ le bejla’aka’:
- Beetpajak junp’el u pat-tuukulil ruraalil kaanbal ku láaj much’kint u ch’a’ ba’alal ma’alobo’ob u beetmano’ob najil-xooko’ob ti’ le siiglo ts’o’ok u máano’; ku éejentsilt yanik jejeláas mia’atsil ti’ le junpay kajtalil je’elo’ yetel ka’ u núukt u ts’áaik tu beelil ba’ax k’abéet tio’ob tu keetlanil.
- Úuchuk kaanbal yetel ba’ax yoojelo’ob u aj-ka’ansajilo’ob múulangraadoil ruraalesil najil-xooko’ob mestíiso’ob wáa máaselwáalilo’ob ku ts’áako’ob xook taj na’aka’an ma’alobij ti’ u kúuchil u xooko’ob, tak xan u láak’ ba’ale’, tsaj u naajinta’al ba’ax yoojelo’ob tia’al ku yáanto’ob le aj-ka’ansajo’ob ma’ kóojok ka’anal u beytalo’obo’.
- Beetpajak junp’el púublikail x-wo’okilt’aan ku ts’áa ti’ le múulangraadoil najil-xooko’obo’ le kúuchil unaj u naajintko’ob ichil le sistéemao’ je’ex junp’elil modeeloil kaanbal ma’alob u biskuba yetel u beelankilo’ob u kuxtal ts’o’otil-kajtal.
- Je’ex junp’el modeeloil kaanbale’ ku chukbes u beka’ajil u ts’áaik aj-ts’aa-xoknáalo’ob le k’a’ana’ano’ob tia’al ka’ úuchuk meyaj tu beelil i’ix xan ku yutskint u beelankilo’ob yanik u kúuchil kaanbal tak u nu’ukulo’ob xan tia’al ka’ kaanbanak paalal tu jach tiibilil.
- Léeksmeyajbij u paatul-kaanbal tia’al chéen éespesialisadoil aj-ka’ansajo’ob ti’ u modeeloil múulangraadoil najil-xook, je’etu’uxak jejeláasil kúuchil kaanbal yano’obe’ yetel unaj u yáantpajal prograamaso’ob yanilio’obe’.
Ku jóok’ol chíikpajalile’, le ba’alo’ob je’elo’ maas ku ye’esik u táanyicho’ob tio’olal bix yanik u paatul-wíinkililo’ob tumen tene’ kin tukultikej te’ tu leti’il le sistema tu’ux úunchak u kaxpajal u ba’anyo’olalilo’ob yetel u yutskinajilo’ob le k’astalilo’ob yaan tio’; jach u jóok’ol u ya’alale’ tio’olal bin náachil yanik najil-xook, men óotsil yanik kajtalo’ob, tumen kaabaj yanik matriikula; yóolal bin x-na’tsilo’ob wáa taatatsilo’ob yetel tio’olal aj-ts’aa-xoknáalo’ob, kex túun ma’ jaaji’.