Inmigrantes y educación en México

Los nuevos desafíos en la era Trump
Eje Central
Eunice D. Vargas Valle y Rodrigo Aguilar Zepeda

En este artículo se plantea un ejercicio de aproximación al posible efecto del endurecimiento de las políticas antiinmigrantes en Estados Unidos (EU, de aquí en adelante) en los distintos niveles del sistema educativo mexicano. El aumento de las deportaciones de connacionales residentes en EU podría significar también el incremento de niños procedentes de ese país en las escuelas mexicanas. Estos niños han mostrado desventajas en términos de asistencia escolar y rezago en grados respecto al resto de los alumnos mexicanos, así como problemas de adaptación escolar por las diferencias lingüísticas y culturales entre ambos países. En este sentido, se presenta una serie de desafíos para atender las necesidades la población infantil en cuestión y lograr su inclusión educativa, más allá de los cambios en el marco normativo para la acreditación de los estudios cursados en el extranjero.

Las políticas antiinmigrantes en EU

Donald Trump prometió la deportación de hasta tres millones de indocumentados durante su periodo presidencial (2017-2021). Entre sus primeras acciones se encuentra la ampliación de los criterios de deportación, lo cual indica que el mandatario se esforzará por demostrar su capacidad de cumplir sus promesas al electorado que lo llevó al poder. Ahora pueden ser sujetos de deportación desde las personas con visa vencida hasta los acusados por una ofensa criminal; esto amenaza la estancia de cerca de seis millones de mexicanos indocumentados residentes en EU (Passel y Cohn, 2016).

No obstante, es importante tener en cuenta que las deportaciones venían incrementándose desde la administración de George W. Bush (2001-2009), especialmente a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Fue entonces cuando la reducción de la inmigración indocumentada se convirtió en un eje de la política de seguridad nacional, lo cual elevó el número de las deportaciones, particularmente en el primer periodo del presidente Barack Obama (2009-2013).

A partir de 2008, no sólo las deportaciones, sino los efectos de la crisis económica en el empleo y la política antiinmigrante en general propiciaron la entrada de mexicanos provenientes de EU a territorio nacional.

De acuerdo al Department of Homeland Security (Departamento de Seguridad Nacional) de EU (DHS, 2016), el volumen de deportaciones alcanzó los 2 758 000 personas entre 2009 y 2016, de las cuales cerca de dos millones eran de nacionalidad mexicana. Tres millones de deportaciones en un periodo de cuatro años representa un aumento cercano a 100% respecto al periodo de Obama, y un total aproximado de 500 mil mexicanos expulsados por año. Aunque en realidad no está claro si es posible alcanzar esa cifra, México debe crear los mecanismos para recibir a los connacionales radicados en EU e integrar a sus familias a la sociedad mexicana.

En cuanto a la política antiinmigrante en el ámbito educativo, cabe señalar que la designación de Betsy DeVos como Ministra de Educación en EU podría hacer más complejo el panorama de las posibilidades de integración de los hijos de los migrantes mexicanos en ese país. Su política educativa gira en torno al fomento de un esquema de vales subsidiados para que los padres acudan a la escuela de su elección; sin embargo, esto podría implicar un financiamiento menor en las escuelas públicas y sus programas a favor de la equidad en las oportunidades de aprendizaje para los grupos vulnerables, como los niños inmigrantes.

El impacto en las escuelas de México

Para el Sistema Educativo Nacional (SEN) mexicano, más deportaciones de migrantes significarán más niños y jóvenes que buscarán incorporarse a la escuela para continuar sus estudios. Algunos de estos migrantes habían tenido una larga estadía en EU y habían conformado sus familias en este país; por lo tanto, la mayoría de los menores migrantes que acompañan a sus padres en el retorno a México nació en EU: 69% de los menores inmigrantes de EU nacieron en EU (INEGI, 2015a). Ahora bien, no todos los deportados han traído a sus hijos a México: algunos fueron separados de sus familias y otros más no tienen menores dependientes. Además, los mexicanos provenientes de EU han retornado a México también por razones distintas a la deportación, como la reunificación familiar, la falta de trabajo y la finalización de sus estudios (INEGI, 2015a).

Recordemos que, a partir de 2008, no sólo las deportaciones, sino los efectos de la crisis económica en el empleo y la política antiinmigrante en general propiciaron la entrada de mexicanos provenientes de EU a territorio nacional.

En un escenario hipotético, el monto de inmigrantes de EU a México en el periodo de Trump podría ser equivalente al monto de aquellos que llegaron durante la era de Obama (cuadro 1), aproximadamente 213 mil en edad de cursar primaria o secundaria, 44 mil en edad de asistir a la media superior y 171 mil en edad de asistir a la universidad. Sin embargo, cabe señalar que esta cifra es una aproximación alta, que no está considerando otras causas de migración de EU hacia México en la década 2005-2015, como lo fue la crisis económica de 2008. Con la recuperación de la economía en EU, los próximos cuatro años podría no llegarse a los niveles de migración de EU hacia México que fueron alcanzados en el periodo de Obama.

El censo de población aplicado en 2010 arrojó que sólo cerca de 130 mil niños entre 6 y 14 años, es decir, en edades de cursar primaria y secundaria, migraron de EU a México en los cinco años previos, mientras que en la Encuesta Intercensal 2015 se identificaron otros 83 mil menores en este grupo de edad (cuadro 1). En el grupo de edad que cursa la educación media superior, se ubicaron alrededor de 27 mil adolescentes en 2005-2010, y 17 mil en 2015 que llegaron de EU a México entre 2005 y 2010.

CUADRO 1. Inmigrantes de EU en edad de cursar distintos niveles educativos y periodo de arribo. México, 2005-2015

Fuente: cálculos propios con base en el Censo de Población y Vivienda 2010 y la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2011 y 2015b).

Por último, en el grupo de 18 a 24 años, edad en que se cursa la educación superior, se identifican alrededor de 120 mil inmigrantes de EU en 2010 y sólo cerca de 51 mil en 2015. Como podemos observar, la inmigración de niños en edad escolar decreció entre los periodos 2005-2010 y 2010-2015, pero fue mayor la reducción de jóvenes. En parte, esto podría deberse a la protección obtenida desde 2012 a través del programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) para aquellos jóvenes estudiantes indocumentados que ingresaron a EU antes de los 16 años y hasta el año 2007. Estos jóvenes fueron protegidos de ser deportados y obtuvieron permisos laborales.

La capacidad del SEN mexicano

¿Tiene el SEN mexicano la capacidad para incorporar en la escuela a estos menores? Al menos en la primaria y la secundaria, podría tenerla, pues en estos niveles se ha alcanzado una cobertura escolar alta. No debemos olvidar que estos menores inmigrantes llegan en una etapa de la historia demográfica del país en que la cantidad de niños en edad de cursar la educación básica había empezado a decrecer debido a la intersección de la reducción en el crecimiento de la cohorte de mujeres en edad reproductiva y de la tasa global de fecundidad (Lam y Marteleto, 2008). Entonces, la presión demográfica que los niños inmigrantes representan para una matrícula en educación primaria y secundaria de alrededor de 21 millones de alumnos es muy baja. De hecho, la reducción de la matrícula en algunas escuelas de México podría permitir una inversión mayor en poblaciones vulnerables y en la mejora de la calidad educativa.

En cambio, el posible aumento de la inmigración de adolescentes en edad de cursar la media superior es un problema adicional al enorme desafío que este nivel enfrenta en términos de cobertura escolar, debido a severos problemas de acceso y una elevada deserción. En 2012 el artículo 3º constitucional se modificó estableciendo la obligatoriedad de la educación media superior, así como el plan de lograrla mediante el incremento paulatino de su cobertura hasta alcanzar su universalización en el ciclo escolar 2021-2022. La cobertura en este nivel, que se ubicaba en 65.5% en 2012, sólo se incrementó 5.5 puntos porcentuales hasta 2015, con una matrícula de alrededor de 5 millones (SEP, 2015a). Sin embargo, el incremento anual debería haber sido mayor a 4 puntos porcentuales para alcanzar la meta propuesta. La educación media superior debe atender a cerca de 2 millones de jóvenes que están fuera del sistema escolar, e incorporar a los inmigrantes de EU que pudiesen llegar en los próximos años.

En el caso de la educación superior, la situación es similar. Aunque ésta no tiene el carácter de obligatorio, factores como el aumento de la demanda, el reducido acceso a universidades públicas y la absorción de sólo 69% de los egresados de la media superior (SEP, 2015a) complican el panorama. Además, aunque se han flexibilizado los requisitos para la revalidación de estudios cursados en el extranjero en educación básica, la inserción escolar en el nivel superior es más difícil: se requieren apostillas, traducciones y mínimos de equivalencias de contenidos programáticos. En este sentido, aunque Trump ha declarado que el programa daca continuará, existe incertidumbre sobre la protección real del programa, que ha quedado en entredicho debido a las recientes detenciones de algunos jóvenes inscritos en dicho programa: Daniel Ramírez Medina y Juan Manuel Montes Bojórquez. Por lo tanto, existe la necesidad de crear un programa paralelo a daca para incorporar en las universidades mexicanas a los estudiantes que han logrado protección provisional en EU.

Aunque se han flexibilizado los requisitos para la revalidación de estudios cursados en el extranjero en educación básica, la inserción escolar en el nivel superior es más difícil. Una característica relevante de la inmigración de niños y jóvenes en edad escolar es la heterogeneidad respecto de su distribución a lo largo y ancho de la República Mexicana. La inmigración se concentra en algunas entidades: 10 de ellas alojan 61% de los niños y jóvenes inmigrantes (cuadro 2). En orden de mayor a menor número de inmigrantes, estas entidades son: Jalisco, Baja California, Michoacán, Estado de México, Guanajuato, Chihuahua, Sonora, Puebla, Veracruz y Oaxaca, de manera que ahí podría redoblarse una serie de estrategias enfocadas a la inserción oportuna de niños inmigrantes.

CUADRO 2. Entidades con mayor número de inmigrantes recientes de EU por grupos de edad. México, 2015

Fuente: cálculos propios con base en la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2015b).

CUADRO 3. Entidades con mayor proporción de inmigrantes recientes de EU entre 6 y 24 años. México, 2015.

Fuente: cálculos propios con base en la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2015b).

Al observar el porcentaje de inmigrantes de EU, en la población total de 6 a 24 años notamos que cinco de las entidades con el mayor número de ellos también tienen concentraciones muy altas en términos relativos (cuadro 3). Tal es el caso de Baja California, con 12 migrantes de EU por cada 1 000 niños y jóvenes; Michoacán, Sonora y Chihuahua, con 7 por cada 1 000; y Jalisco, con 6 por cada 1 000. A esta lista se añaden otras entidades cuyas poblaciones de inmigrantes provenientes de EU, en términos absolutos, son más pequeñas, pero representan proporciones notables respecto a niños y jóvenes residentes; éstas son Colima y Nayarit, con 8 niños inmigrantes por cada 1 000 residentes en edad escolar; Zacatecas, con 7 niños por cada 1 000; y Aguascalientes y Morelos, con 5 niños por cada 1 000 residentes cada uno.

Diversos estudios han documentado las más bajas tasas de asistencia escolar y más alto rezago en grados en educación básica y media superior de los niños inmigrantes de EU (Aguilar, 2014; Vargas y Camacho, 2015). Por ejemplo, con datos de 2010 (cuadro 4), su asistencia escolar fue sistemáticamente más baja respecto a la población no inmigrante. Estos resultados permiten acercar el lente al panorama general de desventaja que enfrenta la población migrante en los distintos grupos de edad.

Cabe indicar que las diferencias en asistencia por inmigración reciente de EU varían de acuerdo a la condición rural o urbana de la localidad de residencia, ya que éste es un fenómeno localizado en ciertos espacios con perfiles educativos heterogéneos. En 2010, en las áreas rurales los inmigrantes registraron una asistencia escolar ligeramente mayor y un rezago en grados menor que sus contrapartes no migrantes. Por el contrario, en las áreas de cien mil habitantes o más los niños procedentes de EU mostraron una asistencia escolar más baja y mayor rezago que el resto de los niños mexicanos en estas zonas (Vargas y Camacho, 2015).

Entre los factores asociados a las desventajas educativas de los niños inmigrantes provenientes de EU, se ubican aquellas vinculadas a la inserción escolar y las relativas a la integración en las aulas (Zúñiga, Hamann y Sánchez, 2008). Por un lado, respecto a las barreras para la incorporación al sistema educativo mexicano se han encontrado: la inexistencia de documentos que acrediten sus estudios y su identidad, las dificultades para conseguir estos documentos apostillados y traducidos, y la falta de conocimiento sobre los requisitos de admisión para los niños procedentes del extranjero por parte de los padres de familia y de los directivos de las escuelas. Por otro lado, en cuanto a las barreras para la integración escolar de los estudiantes inmigrantes se encuentran: el limitado conocimiento del idioma español de los niños, principalmente para leer y escribir; la discontinuidad de los contenidos curriculares; la invisibilidad de estos niños frente a los maestros; la escasez de apoyo especial para el desarrollo de las habilidades lingüísticas; la falta de aceptación por parte de los pares y los problemas de separación familiar y pobreza, entre otros aspectos.

CUADRO 4. Porcentaje de asistencia escolar por inmigración reciente de EU y edad. México, 2010

Fuente: cálculos propios con base en los microdatos del Censo de Población y Vivienda 2010 (INEGI, 2011).

Acciones gubernamentales para la educación de los niños inmigrantes

El gobierno mexicano ha atendido el problema de la inserción educativa de estos niños migrantes a través de distintas acciones como el Programa Binacional de Educación Migrante (PROBEM), la eliminación de la apostilla en documentos expedidos en EU y su traducción oficial, y la reciente iniciativa del ejecutivo federal para la flexibilización de los requisitos de admisión en el nivel superior. Cabe señalar que, en los casos de los cambios a la normatividad de la Secretaría de Educación Pública (SEP), organizaciones civiles y académicos han desempeñado un papel fundamental para impulsar las reformas al comunicar al Estado las consecuencias negativas de la rigidez de la normatividad en el contexto migratorio contemporáneo.

El PROBEM nació hace más de tres décadas en apoyo a la continuidad escolar de niños y jóvenes migrantes en ambos lados de la frontera, como resultado de la colaboración binacional entre México y EU. En el país vecino, el programa se ha enfocado en promover la capacitación de maestros bilingües necesarios para la comunidad de origen mexicano y los intercambios culturales. En México, si bien el objetivo del programa era, al inicio, atender las necesidades de incorporación de los niños que cursan una parte del año escolar en México y otra en EU, las necesidades de integración aumentaron por la escalada de la migración de retorno en la última década, ampliándose los grupos poblacionales de atención.

En cada entidad del país, a través de los sistemas educativos estatales, el PROBEM da seguimiento a la inserción escolar de niños provenientes del extranjero. En un primer momento se captan las solicitudes de inscripción de los migrantes en determinada escuela, para lo cual se solicita la información escolar del menor y se aplica un examen para la revalidación de estudios para su colocación, o bien, se utiliza el documento de Transferencia del Estudiante Migrante Binacional México-Estados Unidos del último grado cursado, si el menor lo obtuvo allá. En un segundo momento, para facilitar la integración escolar, en algunas entidades se realizan grupos de apoyo psicopedagógico o talleres de inglés y de español, entre otras estrategias. Cabe señalar que éstas varían de acuerdo con el presupuesto y las políticas estatales, pues dependen de la administración de cada entidad.

Otra acción gubernamental de atención a los migrantes internacionales fue la eliminación de la apostilla y la traducción oficial de los documentos generados en EU. Con el fin de garantizar el acceso escolar y la progresión educativa de esos grupos vulnerables, se modificó el Acuerdo Secretarial 286 de la SEP sobre las normas para la acreditación, certificación y revalidación de los estudios cursados en el extranjero. El 15 de junio de 2015 la SEP lanzó un comunicado informando del cambio en los requisitos para realizar estos trámites en educación básica y media superior; de esta fecha en adelante, para la revalidación de los estudios en estos niveles educativos no fueron necesarias las apostillas ni las traducciones de los documentos escolares y de identidad expedidos en EU por parte de peritos traductores, consulados o instituciones educativas.

Las necesidades de integración aumentaron por la escalada de la migración de retorno en la última década, ampliándose los grupos poblacionales de atención.

Aunque estos requerimientos para la incorporación a la educación básica y media superior han sido eliminados, en algunas escuelas todavía se solicitan. En este sentido sigue siendo indispensable la difusión de las modificaciones a la normatividad de la SEP entre el personal de Control Escolar, los supervisores y los directores de las escuelas, así como de los requisitos para la inscripción escolar en México entre los migrantes y entre connacionales mexicanos en EU a través de la red consular.

Ante el entorno desfavorable por el endurecimiento de las políticas antinmigrantes tras la elección presidencial en EU, se han propuesto otras seis modificaciones a la Ley General de Educación en iniciativa preferente. Ésta considera la modificación de los artículos 14, 33, 60, 61, 62 y 63 de dicha ley, así como de diversos lineamientos del Acuerdo Secretarial 286, cuya reforma apenas había sido efectuada dos años antes.

Lo que se busca es flexibilizar los requisitos de entrada al nivel superior de educación. En términos llanos, significa facilitar el acceso a la universidad de los jóvenes migrantes mexicanos en EU que decidan venir al país, incluyendo a los deportados. La migración hacia México de los jóvenes de 18 a 24 aumentó considerablemente entre 2000 y 2010, para luego disminuir en el último lustro, posiblemente por la protección a la deportación obtenida por el DACA. Sin embargo, la incertidumbre en torno al programa ha creado fuertes presiones tanto en México como en EU por parte de las organizaciones civiles para la creación de oportunidades que faciliten su continuidad escolar en ambos lados de la frontera México-Estados Unidos.

¿Qué significa flexibilizar los requisitos de entrada al nivel superior? Entre los cambios más importantes, se propone expandir las modificaciones del Acuerdo Secretarial 286 en cuanto a la eliminación de apostillas y traducciones oficiales a la educación superior. Las autoridades educativas también tendrán la facultad de dar atención preferente a grupos vulnerables, entre ellos los migrantes. Además, la SEP concede a las universidades públicas y privadas con validez oficial otorgar revalidaciones y equivalencias parciales de estudios. La propuesta incluye un ajuste en la disminución de los contenidos equiparables de las materias cursadas en EU y las que se ofrecen en la universidad receptora, para aceptarse la revalidación. No obstante, desde posturas críticas se indica que los contenidos de la universidad de dos años en EU (Community College, donde muchos de los dreamers estudian) son de difícil equiparación con los programas de las universidades mexicanas.

¿Qué retos presenta la inserción de los migrantes para el sistema educativo?

El panorama general descrito plantea una serie de retos importantes en el proceso de inserción de los niños y jóvenes inmigrantes de EU al sistema educativo en México. En primer lugar, se tiene el reto de eliminar la brecha en asistencia escolar entre la población no migrante y la migrante a través de la implementación de los nuevos acuerdos de la normativa escolar en los niveles básico y medio superior. Para ello es necesaria la capacitación al personal de los sistemas educativos estatales en todos los planteles educativos del país, más allá de circulares internas; además, un programa de becas para los niños inmigrantes recientes de EU podría beneficiar a aquellos que no puedan acudir a la escuela por falta de recursos.

Lo que se busca es flexibilizar los requisitos de entrada al nivel superior de educación. En términos llanos, significa facilitar el acceso a la universidad de los jóvenes migrantes mexicanos en Estados Unidos que decidan venir al país, incluyendo a los deportados.

Un segundo reto es incorporar a los adolescentes en el nivel medio superior al mismo tiempo que se intenta ampliar la cobertura escolar total, particularmente en zonas rurales o en las periferias urbanas. En EU el porcentaje de asistencia escolar de alumnos de entre 14 y 17 años está por arriba de 90% desde 1990 (nces, 2016), pero en México el sistema aún no tiene la capacidad de alcanzar estos niveles, lo cual puede mermar las oportunidades educativas de quienes se trasladan del sistema escolar norteamericano al mexicano, en especial en ciertas zonas geográficas.

Un tercer reto es brindar admisión y apoyo a los jóvenes provenientes de EU que desean iniciar o continuar su educación universitaria en México, aceptando su documentación y haciendo el proceso de revalidación más sencillo. Además, también en este nivel la creación de algunos programas de empleo universitario, como tutores del idioma inglés, por ejemplo, podría ayudar a los dreamers a financiar sus estudios, fomentar su integración social y coadyuvar a mejorar la calidad de las universidades mexicanas.

Un cuarto reto consiste en apoyar la integración académica de la población migrante en las escuelas mexicanas. Un porcentaje importante se incorpora al sistema escolar mexicano por primera vez. La lengua que domina la mayoría de esos niños es el inglés, pero las escuelas en México funcionan casi exclusivamente en español, por lo cual se requieren estrategias de integración lingüística, por ejemplo cursos de inglés como segundo idioma. El apoyo psicopedagógico también es importante puesto que los contenidos programáticos y los métodos de enseñanza son distintos a los de las escuelas de origen.

En general, la inmigración de niños y jóvenes de EU implica repensar los contenidos programáticos de los niveles de educación obligatoria para lograr un mayor fomento de la inclusión de los migrantes, así como reforzar la educación en el idioma inglés como competencia básica para el desarrollo social y económico de los educandos. Si tomamos en cuenta que los inmigrantes de EU nacidos en ese país tendrán la oportunidad de incorporarse al mercado laboral estadunidense, es fundamental que estos niños no pierdan las competencias lingüísticas adquiridas en el extranjero, sino que continúen desarrollándolas.

Ante estos retos es imprescindible contar con diagnósticos que permitan evaluar las necesidades de los migrantes en los distintos niveles educativos en México, e identificar los grupos en mayor riesgo de no insertarse en la escuela, de abandonarla y de no adaptarse a sus nuevos entornos educativos. Esto permitirá hacer un uso más eficiente de los escasos recursos económicos con que cuenta la educación pública tras los recortes presupuestales en las instituciones gubernamentales. Si bien los cambios en la normativa escolar favorecen a la población migrante en general y son el marco legal que permite su inclusión, se requieren también programas de apoyo económico e integración académica focalizados, que respondan a las necesidades de los inmigrantes de EU en las áreas donde se concentran.

Referencias bibliográficas

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