La oferta educativa de la educación media superior (EMS) en México está conformada por tres modelos: bachillerato general, bachillerato tecnológico y profesional técnico. Cada uno con distintas formas de sostenimiento: federal, estatal, autónomo y particular; con o sin reconocimiento de validez oficial; organizados a partir de cinco tipos de control administrativo y presupuestal: centralizado, descentralizado, desconcentrado, autónomo y privado. Una compleja red constituida por 33 subsistemas que actualmente atiende a 4 985 080 alumnos, por medio de 292 484 docentes y 17 400 planteles (INEE, 2017).
Los principales desafíos que enfrenta la EMS —La escuela no cuenta con energía, ni agua —señala un docente del subsistema estatal de Puebla—. Con estos servicios se podría mejorar la calidad de la estancia de los estudiantes, lo que también incrementaría su motivación, permanencia y desempeño.
Un alumno del Colegio de Bachilleres en la Ciudad de México afirma que “las clases de algunos maestros son aburridas, o no te enseñan y sólo te ponen a leer sin explicarte nada, ése es un reto”.
Antonio Gago Huguet, director general del Consejo para la Evaluación de la Educación del Tipo Medio Superior, A. C. (COPEEMS), señala:
—Veo dos grandes desafíos que son los de siempre: uno, ampliar la cobertura; dos, para que esta oportunidad de estudiar tenga sentido, la educación debe ser de buena calidad, es decir, pertinente, eficaz, eficiente y equitativa.
Las habilidades, destrezas, actitudes y valores que adquieran los jóvenes deben estar basados en el conocimiento válido, vigente y científicamente adecuado, y deben tener un enfoque de uso práctico, tanto en la vida académica futura como en la vida cotidiana, laboral, familiar, social o de simple ciudadanía. Una escuela es eficaz cuando sus alumnos alcanzan lo que establecen sus planes y programas; es eficiente cuando da el mejor uso posible a sus recursos (personal docente, planes, programas, métodos y medios) y es equitativa cuando sus estudiantes pertenecen a todos los niveles socioeconómicos. El gran reto es que esta educación sea trascendente. Pareciera entonces que la principal brecha en la educación es la forma de conceptualizarla y el modo en que se desarrolla en la realidad. Así lo afirman las entrevistas con Mauro Solano Olmedo, secretario general del Colegio de Bachilleres de la Ciudad de México; Ramón Zamanillo Pérez, director general de Educación en Ciencia y Tecnología del Mar (DGECYTM); Jorge Galileo Castillo Vaquera, titular de la Unidad de Operaciones Desconcentradas del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) para la Ciudad de México, y Melchor Sánchez Mendiola, coordinador de Desarrollo Educativo e Innovación Curricular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ellos coinciden en que dentro de los principales desafíos de la media superior se encuentran la cobertura, el abandono escolar, la eficiencia terminal, el logro académico y la deficiente e insuficiente infraestructura.
—Uno de los principales retos es la desproporción entre la capacidad instalada que se tiene y las necesidades del país. Por ejemplo, en el examen de ingreso al bachillerato de la UNAM, hay muchísimas personas que no entran —señala Melchor Sánchez Mendiola.
Por su parte, Mauro Solano Olmedo destaca:
—No todos los alumnos que entran egresan. En nuestro subsistema, de cada 100 alumnos que entran, 41 logran salir. Otro problema es que no están saliendo preparados como queremos. Las pruebas dan evidencia de que, en aspectos muy básicos como lectura, escritura y resolución de problemas matemáticos, los jóvenes no están facultados para enfrentar el mundo competitivo o una vida de adulto. Armando Noé Hoyos Mejía, subdirector de Evaluación de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI), indica que contar con docentes idóneos en la cantidad requerida es un reto también. Al respecto, Sánchez Mendiola comenta que se deben realizar más esfuerzos para mantener actualizados a los profesores tanto en sus áreas disciplinarias como en los principios pedagógicos fundamentales.
Ante la ya señalada complejidad organizacional e institucional que tiene la media superior, Roberto Peña Reséndiz, director general de Evaluación de Políticas de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS), señala:
—La población que se atiende a veces brinca y se cambia de un lado a otro, así que se requiere que los subsistemas estén articulados para definir acciones conjuntas, manejar información y generar indicadores.
Martín Cruz Gatica, subdirector de Cuerpos Académicos y Docentes en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), comparte:
—Otra línea a atender es la articulación que debe existir entre el sistema de la EMS y el de la educación superior con los niveles educativos previos. Esto enriquecería la experiencia de los alumnos y, por tanto, la haría más significativa y relevante para ellos.
Abandono escolar
Aun cuando la riqueza de la media superior consiste en la diversidad de opciones, éste es el nivel educativo con las tasas de deserción más altas (14.4%) (INEE, 2017). Los alumnos comparten las razones por las que dejan sus estudios.
—La escuela está un poco retirada, y en la distancia que se debe caminar casi no hay techados ni alumbrado. Además, en días de lluvia se mojan las instalaciones, los libros y las bancas, y en temporada de calor los salones parecen hornos —señalan alumnos del Colegio de Bachilleres en Veracruz.
Por su parte, alumnos del Colegio de Bachilleres en Querétaro y del Conalep en el Estado de México indican que el abandono se debe a la forma en que se les enseña, así como a las injusticias y altanerías de los profesores y directores, faltas de respeto y falta de interés en las posturas de los alumnos. “Incluso a veces nos tratan como criminales”, afirman.
Un alumno del subsistema estatal en el Estado de México afirma:
—La escuela se hace un lugar aburrido, en donde no existe buena convivencia ni actividades para que los alumnos quieran venir, además de que al final a todos se les pone calificación aprobatoria para que la escuela tenga altas estadísticas.
Entre las causas de deserción están las económicas, ya que la gran mayoría de padres de familia se dedican al campo y las familias son extensas.
—Toda la comunidad estudiantil depende de los apoyos que reciben y de los factores socioculturales, pues todavía existen jóvenes que deciden casarse a una edad temprana y empezar a trabajar, dejando de lado los estudios —señala un director de Telebachillerato en el Estado de México.
—Drogadicción, problemas familiares, embarazos y machismo [son otras causas] —comenta un directivo del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar en Sonora.
Zamanillo Pérez de la DGECYTM indica:
—Estamos haciendo un plan de choque, caso por caso. No es lo mismo Sonora que Yucatán. No es lo mismo la costa que el interior. De hecho, hay cinco perfiles del estudiante que deja la escuela, no uno solo. Nuestros jóvenes tienen becas. Tenemos también la alerta temprana y las tutorías. Trabajamos para visualizar rápidamente los casos y que el joven no se sienta solo ni abandonado a su suerte, que sienta que a la escuela le interesa; también hacemos alianza con los padres de familia.
El representante del Conalep en la Ciudad de México señala:
—Entre primero y segundo semestre es cuando más jóvenes se nos van. Tenemos varias hipótesis. La principal es que, en el caso de la Ciudad de México, de acuerdo con el examen de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), estamos instalados en la parte más baja de las preferencias de los subsistemas. Por otro lado, recibimos jóvenes con muy pocos aciertos en el examen de ingreso. Por eso trabajamos mucho en el tema de la reprobación, que al final incide en el abandono escolar. Sobre el trabajo para disminuir esta tasa, nuestra labor es muy cercana a los docentes. Los sensibilizamos para flexibilizar sus posturas tradicionales de la educación, porque con una planta docente envejecida se genera un choque generacional con los jóvenes, que demandan otro tipo de acceso al conocimiento. En el impulso del modelo de emprendimiento tenemos muy buenos resultados, que al final se concatenan con el logro académico. Finalmente, trabajamos con los jóvenes que muestran desinterés por la educación.
Lo vemos incluso en la entrega de becas: muchas veces se les tiene que acompañar al banco para que las cobren. Las tasas de deserción más altas se registran en el modelo profesional técnico y son los hombres quienes desertan más (INEE, 2016).
La evaluación: ¿instrumento para el rediseño de la oferta educativa?
—La evaluación es el andamiaje que te permite entender de qué adolecemos y cómo podemos mejorar. Sin embargo, hay al menos tres ejes que debemos fortalecer. Es necesario que todos los subsistemas o instituciones de media superior se sumen a los ejercicios de evaluación —argumenta Zamanillo Pérez.
—Puede ser un medio básico de articulación, al menos en lo que se refiere a la evaluación de logros académicos —señala Roberto Peña.
Antonio Gago indica:
—El uso y la difusión de la información que deriva las evaluaciones es otro reto. Éstas no tienen problemas, lo importante es qué se hace después. La evaluación resuelve problemas de falta de pertinencia, insuficiencia o ineficacia, pero lo hace por medio del profesor, de los grupos colegiados de la escuela, de la dirección, del plantel, del sistema educativo y de las autoridades educativas estatales o federales.
Castillo Vaquera coincide en que:
—Los resultados de la evaluación y la información tendría que bajar a los planteles, porque es ahí donde debe ocurrir el cambio. Ayudaría mucho para mejorar los indicadores de rendimiento de las instituciones y actualizar los contenidos del currículo.
Solano Olmedo comenta:
—El alumno, la sociedad, los docentes y los padres de familia deben conocer el funcionamiento del sistema educativo.
Evaluaciones como el Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) te dan referencias, pero se requiere profundizar el derecho a saber qué tan bien sales formado de la escuela; no sólo si obtienes 6 o 7, sino qué aprendí, para qué y qué puedo lograr con ello.
Otra reflexión se refiere a los temas ausentes en la agenda de evaluación de la media superior: la gobernabilidad del sistema y la forma en que éste se articula.
—Medir el tránsito de los estudiantes en los diferentes subsistemas es un reto. Muchos de los indicadores no necesariamente son ciertos, incluso al interior del propio subsistema, porque abandono puede implicar incluso un cambio de plantel o un cambio de carrera —comparte Castillo Vaquera.
Un desafío más es la adaptabilidad de la evaluación. Es cierto que el sistema debe garantizar los perfiles de egreso y las competencias básicas que establece la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS); sin embargo, el camino a la equidad y pertinencia de la media superior también será definido por el cumplimiento de los objetivos y metas particulares de cada subsistema o modelo educativo.
Javier Olmedo Badía, vocero de la Comipems, argumenta que “se requieren distintos tipos de instrumentos para dar seguimiento a la gran variedad de instituciones, sistemas, planteles, tipos de estudio, etcétera”.
—Finalmente, en el caso de la evaluación docente, es importante que no se trasgredan sus derechos, deben sentir que es parte de un sistema de mejora para la educación —complementa Hoyos Mejía.
El futuro de la media superior
Datos de la Encuesta Nacional de Valores de la Juventud en 2012 señalan que 93.9% de los jóvenes consideran que sí vale la pena estudiar (IMJUVE, 2012). Es decir, a pesar de la realidad de nuestro país, confían en que su preparación puede mejorar su calidad de vida. Al preguntarles a alumnos del subsistema estatal de Yucatán, señalan que ir a la escuela “es un paso más para estar completamente preparados para enfrentar el mañana, una herramienta para tener un buen futuro, cambiar el país y dar un mejor futuro a la familia”. Un joven de la modalidad a distancia en Jalisco comenta: “Vamos para socializar, porque en esta edad necesitamos estar ocupados para no caer en adicciones y no deprimirnos”.
¿Qué compromisos debe replantear la media superior para responder a estas necesidades? La profesionalización de los docentes, reflexiona Gago:
—Hay que fortalecerlos en lo disciplinario y en su formación pedagógica, y se les debe pagar como los profesionales que son.
María D. Madrigal, directora académica, y América I. Sánchez, directora estudiantil en el Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México (IEMS), indican:
—Hemos trabajado para que nuestro modelo esté muy completo, basado en competencias y con un fuerte componente de retroalimentación, tutoría y acompañamiento al estudiante.
Madrigal comenta:
—Como joven, elegiría el modelo IEMS porque está centrado en el estudiante. La trayectoria escolar y la solución las problemáticas se definen por él y por el docente.
Eso es importante en los casos de jovencitas que interrumpen sus estudios por embarazo temprano y luego regresan a la escuela. La estudiante recibe mucho acompañamiento para concluir sus estudios. Otra clave es que 60% de nuestros docentes tienen posgrado y todos son tutorados en excelencia para atender a los jóvenes.
El representante del Conalep en la Ciudad de México explica:
—Las horas profesionalizantes en la formación técnica de los jóvenes han dado un buen indicador de ingreso y de egreso a nuestros estudiantes que van a universidades tecnológicas.
Ahí, nuestros egresados tienen un buen logro académico y explotan de mejor manera las competencias que adquirieron a lo largo de su formación. También el representante de la Comipems señala que “un muchacho con formación profesional técnica puede tener un ingreso que le permita seguir estudiando tanto en media superior como en superior”.
Zamanillo indica:
—Nos faltan seis entidades a las que tenemos como meta llegar en 2018, y tenemos un plan maestro en el que nuestra prioridad es crecer e impactar en la calidad educativa, pero también en la pertinencia y en la inclusión. Hoy hay tres condiciones interesantes en la vida de cualquier institución en educación, que tienen que ver con tu flexibilidad, tu rapidez de respuesta y tu innovación.
—Es necesario fortalecer la diversidad de las opciones de la media superior —complementa Javier Olmedo.
Finalmente, un alumno del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de Nuevo León aporta con esperanza: “Nunca es tarde para hacer lo que quieres en la vida, así que si quieren regresar a estudiar, sí se puede”.
Estas entrevistas no habrían sido posibles sin el apoyo de: Cecilia Mariel Bossi, Mariana Elizabeth Castro, Juana María Islas Dossetti, Aracely Fuentes Bonifacio, Lourdes Nancy Martínez Márquez, Lizbeth Torres Alvarado y Selene Kareli Zepeda Pioquinto.
La Gaceta agradece a la Dirección General de Directrices para la Mejora de la Educación del INEE y a la Dirección del INEE en la Ciudad de México por su valiosa ayuda en la recuperación de algunos testimonios.
Referencias
INEE (2016). Panorama Educativo de México. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. México: INEE.
IMJUVE (2012). Encuesta Nacional de Valores en la Juventud. México: Autor.
INEE (2017). La Educación Obligatoria en México. Informe 2017. México: INEE.
[1] Testimonios del estudio Las intervenciones para abatir el abandono escolar en educación media superior en México: diseño, operación y resultados de la estrategia “Yo no abandono”, de la Dirección General de Directrices del INEE, y entrevistas durante el Seminario sobre la Evaluación en la Educación Media Superior, celebrado el 24 de febrero de 2017 en las oficinas generales del INEE.