Evaluación y calidad educativa en Costa Rica y Cuba. Diagnóstico del LLECE, avances, desafíos y estrategias

Atilio Pizarro, coordinador general del LLECE; Lilliam Mora Aguilar, directora de Gestión y Evaluación de la Calidad del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, y Paul Antonio Torres Fernández, coordinador nacional del LLECE y subdirector general del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba, hablan de los avances y desafíos que plantea la calidad educativa en Latinoamérica y del papel que juega la evaluación en este proceso.

Atilio Pizarro, coordinador general del LLECE; Lilliam Mora Aguilar, directora de Gestión y Evaluación de la Calidad del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, y Paul Antonio Torres Fernández, coordinador nacional del LLECE y subdirector general del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba, hablan de los avances y desafíos que plantea la calidad educativa en Latinoamérica y del papel que juega la evaluación en este proceso.

 

El LLECE en América Latina

Para contextualizar, Atilio Pizarro —coordinador general del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE)— especifica el concepto institucional de calidad educativa, el diagnóstico de la región latinoamericana, las contribuciones del LLECE para avanzar en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y las recomendaciones que plantea el Laboratorio respecto al papel que debe cumplir la evaluación en el esfuerzo por construir una educación de calidad.

 

Definición de calidad educativa y sus dimensiones

En el marco del compromiso internacional propuesto por la agenda de Educación para Todos, suscrita por más de 140 países en el año 2000, la UNESCO dio inicio a un trabajo con el fin de desarrollar un concepto de calidad que orientara los marcos normativos, los programas, la formación docente y los currículos de formación, pero que también sustentara los sistemas de evaluación. El concepto fue aprobado finalmente en 2007, en Argentina, en una reunión de ministros de Educación de Latinoamérica y el Caribe, con las siguientes dimensiones: equidad, eficiencia, eficacia, pertinencia y relevancia. Esta acepción reconoce que el término es multidimensional y evoluciona con el tiempo. En palabras de Pizarro:

—Este concepto es integral, reafirma el enfoque humanista de la educación y pone un énfasis especial en el aprendizaje relevante que habilita a las personas para la ciudadanía, para el mundo de hoy, en el cual hay otras habilidades fundamentales, más allá de las habilidades básicas: el trabajo en equipo, la resolución de problemas, y su desarrollo pleno como personas que contribuyan también al desarrollo de sus países.

 

Diagnóstico y recomendaciones del LLECE para América Latina

Conforme a esta concepción de calidad y sobre la base de las evaluaciones que hace el LLECE, el diagnóstico para América Latina plantea desafíos importantes:

—Hemos hecho tres estudios regionales comparativos y explicativos en tercero y sexto grados de primaria. Los dos últimos han tenido un fuerte foco en Matemáticas, Lenguaje oral y escrito y Ciencias. A partir de los resultados, el gran desafío para la región es subvertir el alto porcentaje de niños que se ubica en los niveles más bajos de desempeño: si bien han ido evolucionando favorablemente al paso de las tres evaluaciones, todavía es muy elevada la proporción. Nosotros analizamos qué hay detrás de esos dominios y hacemos recomendaciones a través de los “Aportes para la enseñanza”. Así, los docentes pueden mejorar esas áreas.

El objetivo del Laboratorio es orientar la toma de decisiones en términos de política educativa y lograr que los resultados obtenidos de sus evaluaciones sean utilizados para contribuir a mejorar las áreas débiles de este diagnóstico. Dado que, de acuerdo con los análisis del LLECE, el papel del docente dentro del salón de clases es fundamental en el proceso de mejora educativa, se ha desarrollado una serie de estrategias para mejorar su práctica pedagógica. Además —señala Pizarro— se toman en cuenta las experiencias de los países líderes en el perfeccionamiento de la calidad educativa, como Chile.

 

Contribuciones del llece para avanzar en la Agenda 2030

De acuerdo con el ODS número cuatro, que plantea la necesidad de alcanzar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, la estrategia del LLECE ha ido evolucionando al proponer evaluaciones más integrales y comprensivas, que puedan analizar de manera más completa estas dimensiones en los procesos educativos.

En tal sentido, se han generado módulos de innovación, como el módulo docente y el módulo de habilidades socioemocionales, a fin de alcanzar una comprensión total sobre el aprendizaje de los estudiantes. Como menciona Pizarro:

—Se debe enfatizar el tema de las habilidades del siglo XXI: las socioemocionales, que son imprescindibles en un mundo que va muy rápido y requiere condiciones para que los estudiantes se adapten fácilmente mientras reconocen la gran diversidad. Nuestra estrategia es ir dando cuenta del enfoque integral que plantea la Agenda 2030.

 

Evaluación y calidad en la educación

Para el LLECE, la evaluación educativa juega un papel fundamental en la construcción de la calidad educativa. Al respecto, Atilio Pizarro señala:

—La evaluación permite retroalimentar las políticas, el currículo, la formación docente, las reformas y programas, y las estrategias nacionales, para que estos elementos den cuenta del concepto de calidad. En este sentido, conviene insistir en que la evaluación no es un fin, sino que es parte de un proceso más amplio para asegurar la calidad de la educación.

El coordinador general del LLECE subraya que la evaluación debe estar diseñada de acuerdo con la realidad y con el currículo de cada región:

—Las evaluaciones del LLECE no se basan solamente en el concepto institucional de calidad, expuesto anteriormente, sino en los currículos formativos de los países que integran a la región. A partir del análisis de su contenido, el Laboratorio se ha dado a la tarea de buscar los elementos comunes que le permiten definir un currículo general sobre el cual se diseñan las pruebas.

Aunque, como señala Pizarro, el Laboratorio lleva a cabo otro tipo de evaluaciones que establecen estándares internacionales de formación académica, sólo mediante el análisis de la realidad de cada región se pueden hacer recomendaciones contextualizadas y, según su ponderación, ese es el principal aporte del LLECE. Atendiendo a tal punto de vista, la siguiente sección aborda las realidades específicas de Costa Rica y Cuba.

 

Evaluación y calidad educativa en Costa Rica y Cuba

En estos dos países se han llevado a cabo diversas acciones para mejorar la calidad educativa. En Costa Rica se ha implementado, desde 2004, un sistema de autoevaluación en todos los centros educativos del país; por otra parte, Cuba ha destacado por obtener el primer lugar en todas las áreas curriculares evaluadas en los primeros dos estudios del LLECE —1997 y 2016— en todos los grados valorados.

 

Definición y dimensiones de la calidad en la educación

De acuerdo con Lilliam Mora, directora de Gestión y Evaluación de la Calidad del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, para definir el concepto de calidad educativa en este país se recurrió a la sociedad civil —padres de familia, estudiantes, docentes, gestores educativos, funcionarios y empresarios— y se le preguntó qué entendía por calidad educativa. A partir de ahí se elaboró una definición unitaria de este concepto.

—La calidad se conceptualiza como la satisfacción de las necesidades educativas de la persona, la comunidad y la sociedad civil, mediante un proceso que potencie el desarrollo humano y la identidad nacional con equidad. En la política educativa de 2017, la calidad se asume como un principio nuclear que articula otros principios clave, como la inclusión y la equidad; el respeto a la diversidad, la multiculturalidad y pluriculturalidad; la igualdad de género; la sostenibilidad, la resiliencia y la solidaridad; y otras metas educativas que fomentan la formación humana para la vida, con el desarrollo de habilidades, destrezas, competencias, actitudes y valores, alineado con los ODS y la Agenda 2030.

Paul Antonio Torres Fernández, coordinador nacional del LLECE y subdirector general del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba, explica que, si bien la búsqueda por mejorar la calidad educativa en la isla procede de las exigencias de la Agenda Educativa 2030, uno de los objetivos fundamentales del vigente Programa Económico y Social de la Revolución es la “elevación permanente de la calidad de la educación”.

—No sólo tenemos en cuenta las entradas del sistema educativo y sus salidas, sino también sus contextos y productos. En eso coincidimos con diversas posturas europeas, especialmente con las seguidoras de la corriente de la eficacia escolar.

 

Desafíos para alcanzar una educación de calidad

Los principales retos que ha enfrentado el sistema educativo en Costa Rica se relacionan con los elementos mencionados, que forman parte de su concepto de calidad en la educación. De éstos surgen los siguientes retos:

—La brecha creciente entre los más ricos y los más pobres, la desigualdad de género, la exclusión educativa, la necesidad de fortalecer la convivencia armónica en los centros educativos y la discriminación. También hay problemas en cuanto a las metas educativas y la formación para la vida, pero desde 2017 estamos desarrollando una transformación curricular para educar una nueva ciudadanía.

En Cuba, los desafíos para elevar de manera permanente la calidad educativa se relacionan con el carácter integral de la formación educativa, como señala Torres:

—Los desafíos son muchos. Hay que fortalecer la educación axiológica y ética de los educandos, pero también la educación científica, estética, para la salud y el medio ambiente, laboral, de la cultura física. Además, hay que reforzar la educación emocional y de la voluntad; en fin, buscar un desarrollo pleno de la personalidad.

Lilliam Mora considera que Latinoamérica comparte estos desafíos. Torres coincide, aunque aclara que existen diferencias relacionadas con el énfasis que se le da a ciertos componentes de la calidad educativa, según los intereses nacionales.

 

Estrategias para alcanzar la calidad educativa

En Costa Rica las estrategias utilizadas para confrontar los desafíos mencionados y avanzar en la construcción de la calidad educativa giran en torno a la evaluación:

—Como parte de la construcción de la calidad educativa, se establece la obligatoriedad de la aplicación del Modelo de Evaluación de la Calidad de la Educación Costarricense (MECEC), que le permite al gestor y a las autoridades educativas, a través de un proceso de autoevaluación y conocimiento de su entorno, obtener resultados de mejora de su centro educativo.

En Cuba, de acuerdo con Torres, las estrategias son de un carácter más diverso:

—Está ante todo la voluntad política del Estado (dedicamos entre 9% y 13% de nuestro modesto producto interno bruto a la educación y tenemos la tasa más baja de estudiantes por docente, al menos de la región). A esto se agrega la existencia de una teoría pedagógica nacional compartida por los educadores; una sólida formación profesional docente; un sistema nacional de educación bien estructurado y eficaz; una importante implicación de la familia en la escuela y en sus procesos educativos, y una alta tasa de escolarización (ubicada en diez grados).

 

El papel de la evaluación en el impulso a la calidad en la educación

Como se ha mencionado, en Costa Rica la evaluación es fundamental en la construcción de la calidad educativa. Lilliam Mora explica esta relación:

—La evaluación educativa le permite a la instancia diagnosticar, comprender, dialogar, aprender y mejorar la calidad de los procesos. Debe encaminarse al mejoramiento de la práctica educativa y fundamentarse en el compromiso de todos con el conocimiento y la reflexión; como proceso dialógico y sistémico, debe generar impactos en el pensamiento de los docentes, el estudiantado y la comunidad.

En Cuba —a pesar de ser fundadores del LLECE, junto con México y otros países latinoamericanos—, la regulación del sistema educativo no ha dependido por completo de una tradición evaluativa, sino de la supervisión escolar y de una amplia discusión sobre la calidad de la educación en congresos nacionales presididos por estudiantes y docentes, y acompañados del constante interés de los líderes políticos. Sin embargo, de acuerdo con Paul Antonio Torres:

—Una evaluación educativa periódica, racionalizadora de recursos materiales y humanos y, sobre todo, con un buen uso de sus resultados (que excluye todo cuestionamiento a docentes y directivos), es imprescindible para alcanzar mayores niveles de calidad educativa. Esto, si conectamos sus devoluciones con la mejora escolar y el perfeccionamiento de las políticas educativas, en caso de ser necesario.

 

Avances y desafíos de la evaluación educativa

Como parte de la nueva política educativa del año 2017, con la cual se aprobaron nuevos programas de estudio en Costa Rica, se logró la publicación de un nuevo reglamento de evaluación de los aprendizajes, que se adapta a los recientes programas. Estos avances conllevan algunos desafíos. Mora menciona:

—Uno de los más importantes está en alinear la evaluación con la equidad en temas como la mejora de infraestructura y de los servicios básicos —transporte, alimentación y becas— para lograr una mejora integral que nos permita hablar de calidad como un todo y no sólo como mejora cuantitativa, desde el punto de vista de los resultados de las evaluaciones nacionales o internacionales.

Por otro lado, Paul Antonio Torres señala que los avances en evaluación educativa en Cuba han estado asociados con su participación en el LLECE y la Investigación Iberoamericana de Eficacia Escolar (IIEE). Gracias a estas experiencias, se diseñó el Sistema Cubano de Evaluación de la Calidad de la Educación (SECE).

Torres explica que se ha avanzado en el desarrollo de capacidades técnicas en Cuba a través del Programa Grupo Provincial de Calidad. La función de estos grupos, existentes en todo el país, es convertir los resultados de las evaluaciones en mejoras escolares. También se ha hecho investigación sobre la evaluación educativa enfocada en la mejora de la calidad de la educación.

—El reto es rescatar todo lo útil de aquella etapa, pues el tiempo pasó y muchas de esas capacidades se han perdido, hay que renovarlas. A la par, hay que desarrollar una cultura de evaluación educativa, la cual tampoco entonces logramos consolidar.

 

Evaluaciones del LLECE: aprendizajes adquiridos por Costa Rica y Cuba

Costa Rica ha adquirido múltiples aprendizajes y estrategias gracias a las evaluaciones del LLECE. Según Mora, se han mejorado las evaluaciones nacionales y se han tomado en cuenta sus resultados como parte de las políticas educativas.

En cambio, Torres explica que, si bien se han obtenido lecciones importantes de estas evaluaciones, los procesos en Cuba han seguido un curso más autónomo:

—Tanto el LLECE como la IIEE nos han dado mucho; sin ellos hubiera sido muy difícil para un país como Cuba apropiarse de estas experiencias y técnicas científicas. Sin embargo, la introducción de resultados de la evaluación educativa en la práctica escolar para su mejora fue una experiencia que realizamos por nuestra cuenta.

 

Otros instrumentos de evaluación educativa

Ambos países tienen instrumentos propios de evaluación. Costa Rica cuenta con el Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad de la Educación (SNECE), que usa 28 criterios para evaluar el área académica, la infraestructura y la gestión educativa. Estos criterios se evalúan en fases, como describe Lilliam Mora:

—En la primera etapa, el centro educativo se autoevalúa y los actores educativos deciden con qué mejoras van a comenzar a lo largo de uno o dos años. En la segunda etapa, la auditoría, las autoridades colaboramos con el centro educativo; vemos si ya mejoró. Si aún tiene debilidades, el ciclo vuelve a comenzar.

La duración de estos ciclos varía según las necesidades de la escuela y cómo se resuelvan. Incluso los centros educativos pueden decidir el número de criterios que mejorarán: no están obligados a mejorar todos al mismo tiempo. En cuanto se avanza en los primeros criterios seleccionados, empiezan a trabajar con otros.

El sistema educativo cubano, además de contar con el SECE, que ahora intenta ser rescatado y reintroducido, tiene otros instrumentos de evaluación:

—Nuestro Ministerio de Educación (MINED) cuenta con un grupo propio de indicadores de calidad (desglosados por áreas clave y procesos sustantivos). Estos indicadores son sistemáticamente valorados. Cada año, en el seminario de preparación del siguiente curso escolar, se hace un balance de su comportamiento ante las máximas autoridades del MINED y los directores provinciales y municipales.

 

Acciones, actores y motivaciones para lograr la calidad educativa

Los representantes de Costa Rica y Cuba hablan sobre las acciones concretas que están llevando a cabo para tener un sistema educativo de calidad, sobre los actores que deben estar involucrados en el proceso y, en el caso de Cuba, sobre qué motivaciones deben tener estos últimos para que la calidad sea una realidad.

En Costa Rica, además de implementar un sistema de autoevaluación y evaluación de las prácticas educativas en cada centro escolar, ha sido esencial que estos procesos se conviertan en leyes que rijan al sistema educativo. Sólo así los cambios, que han tardado más de diez años en consolidarse, podrán trascender a la sucesión de administraciones políticas regionales y nacionales.

A propósito de cuáles son los actores involucrados en el proceso de mejoramiento de la calidad educativa, Mora comenta lo siguiente:

—Todos los actores deben ser parte de la calidad. Esta cultura debe asentarse más en los centros educativos y en los actores involucrados. Requiere un compromiso de mejora continua de todos los que pertenecen al Ministerio de Educación Pública.

En relación con las acciones que se están instrumentando en Cuba para conseguir la calidad educativa, Paul Antonio Torres explica:

—Si antes fue el LLECE el motor impulsor principal de los procesos de evaluación educativa, ahora hay que sumar los nuevos desafíos que plantea la Agenda Educativa 2030. Como señalé, apenas estamos recomenzando, reinstalando capacidades y organizando las fuerzas técnicas. Recientemente realizamos un estudio diagnóstico nacional de la educación primaria con los instrumentos del Tercer estudio regional comparativo y explicativo (TERCE) y ya estamos de lleno en el Estudio regional comparativo y explicativo (ERCE) 2019.

El sistema educativo cubano se plantea —explica Torres— fortalecer el proceso educativo en todas las escuelas con dos direcciones fundamentales: a través de un mayor apoyo de la familia, que supone la capacitación de los padres para que puedan ayudar más a sus hijos en sus hogares o en casas de estudio; y mediante el logro de una enseñanza desarrolladora —opuesta a la que hace énfasis en la memorización— para potenciar el aprendizaje independiente y creador.

—Se trata de una batalla de todos: gobiernos, decisores de políticas educativas, profesionales de la educación, líderes comunitarios, padres, y los propios educandos. Hay mucho en juego, para pretender mantenerse al margen.

Por último, Paul Antonio Torres recuerda los motivos para seguir luchando por alcanzar una educación inclusiva, equitativa y de calidad:

—¿Qué motivaciones o valores deben estar presentes? Los mayores. Hablar de educación, de mejorar su calidad constantemente, es un tema de primer orden; sin educación será imposible alcanzar un mundo mejor, con el que muchos soñamos. Sin educación de buena calidad tampoco podremos sobrevivir como especie en este planeta, tan lleno de peligros de todo tipo: militaristas, hegemonistas, ambientalistas, etcétera.

 

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