Evaluar es para mejorar: nuestro mapa de ruta

Consejeros de la Junta de Gobierno del INEE

Al definir la temática de esta novena edición de la Gaceta de la Política Nacional de Evaluación Educativa en México, tomamos un momento para reflexionar. Hemos cumplido tres años de diálogo y debate sobre los temas que nos parecen valiosos para la toma de decisiones. Ahora, consideramos importante recuperar las estrategias que ha diseñado el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en el marco de una de sus más recientes atribuciones: la coordinación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE).

Desde esta mirada, la edición del tercer aniversario de la Gaceta hace visibles los avances, los desafíos y las rutas que se han esbozado para lograr que el derecho a una educación de calidad sea una realidad para más niñas, niños y adolescentes mexicanos.

El recorrido del INEE

El Instituto fue creado el 8 de agosto de 2002 con el objeto de ofrecer a las autoridades educativas las herramientas idóneas para evaluar los elementos que integran sus sistemas educativos. En la primera etapa, el INEE funcionó como un organismo descentralizado de la Secretaría de Educación Pública. A partir de mayo de 2012, operó como instancia descentralizada no sectorizada y, de forma estratégica, en 2013 se convirtió en un organismo autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio.

En esta nueva etapa, a once años de su creación, el INEE adquirió nuevas atribuciones: I) evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional (SEN); II) coordinar el Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE); III) emitir lineamientos de evaluación; IV) difundir información, y V diseñar y emitir directrices. Todas ellas, acciones relevantes que, por primera vez, complementan los procesos de evaluación.

La educación de calidad

La reforma al artículo 3° constitucional marcó un nuevo rumbo para la política educativa del país. Las tres leyes secundarias —Ley General de Educación, Ley General del Servicio Profesional Docente y Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación— trazaron el mapa que habilita al Estado mexicano para ser el garante de una educación de calidad, definida como la suma de condiciones que permiten el máximo logro de aprendizaje de los estudiantes y que resulta de la mejora continua de materiales y métodos educativos, de la organización escolar, de la infraestructura educativa y de la idoneidad de docentes y directivos.

La coordinación del SNEE: avances y desafíos

Dentro de este mapa normativo, la coordinación del SNEE es uno de los ejes del quehacer del Instituto, con la misión de ser una herramienta que permita que todos los actores del sen cuenten con información y tomen decisiones informadas de mejora educativa, a partir de la investigación y del uso de los resultados de evaluaciones.

Como primer paso, diseñamos la Política Nacional para la Evaluación de la Educación (PNEE), que estructura las acciones de evaluación educativa en el país y ha permitido trabajar en una dinámica de federalismo colaborativo entre el Instituto y las autoridades educativas federales y locales. Así, desde 2016 se han planteado proyectos de evaluación y mejora que hoy se encuentran incorporados en el Programa de Mediano Plazo del Sistema Nacional de Evaluación Educativa (PMP SNEE 2016-2020). Son 170 proyectos que dan cauce a los objetivos y ejes de la pnee y siguen el ciclo para la mejora educativa que ha planteado el Instituto: I) impulso de proyectos de evaluación educativa; II) elaboración de estrategias de uso y difusión de resultados de las evaluaciones, y III) diseño de intervenciones.

Detrás de estos proyectos existe una maquinaria de procesos, instrumentos y acciones que deben responder a las necesidades de implementación de cada uno. Es aquí donde participamos todas las áreas del INEE.

La coordinación del SNEE y las tareas que de ella derivan han impulsado al Instituto a reforzar capacidades institucionales para desarrollar evaluaciones válidas y confiables. Por ello, se han fortalecido acciones para la construcción, seguimiento y difusión de indicadores educativos; diseño o validación de métodos, parámetros, instrumentos, procedimientos y lineamientos de evaluación, e impulsado estrategias de uso y difusión de resultados y de construcción de una cultura de evaluación nacional. En paralelo, hemos emitido directrices para la mejora educativa e incentivado el desarrollo de evaluaciones locales apegadas a cada uno de los contextos de las 32 entidades federativas.

También tejemos lazos de coordinación institucional y apoyamos en el fortalecimiento de capacidades locales en los estados.

Alrededor de esta gran tarea, uno de los principales desafíos es reformular la concepción social sobre la evaluación educativa. Si bien ésta debe comprenderse como un instrumento útil para generar información y para conocer las distintas realidades del sen, su utilidad va más allá: la difusión y el uso de la evaluación son elementos clave que deben reforzarse para construir propuestas de mejora pertinentes y focalizadas en la reducción de nuestras brechas educativas. Todo esto debe ser visible dentro de la cultura de evaluación que estamos generando.

Éste es nuestro mapa, pero no todo está dicho, seguimos fortaleciéndonos. Por eso, en esta edición abrimos paso a las miradas de diversos especialistas y experiencias nacionales e internacionales en torno a la construcción de sistemas de largo aliento. La meta está definida, las rutas se han trazado y los caminos se están andando.

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